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22 de abril de 2024

BAJAR SIN FIN

No se puede bajar sin fin. Ninguna escalera es suficientemente eficaz en la vida real para bajar hasta el fondo. Por mucho que una sima o un ‘viaje al centro de la tierra’ hayan tratado de descender hasta el ultramundo, ninguna escalera puede llegar tan lejos como para asomarse al otro lado de lo profundo. En la Divina Comedia, Dante tuvo que inventarse una extraña pirueta sobre la tripa del mismo demonio para comenzar a subir después de haber descendido hasta más allá de los infiernos.
La mina más profunda conocida, situada en Sudáfrica, desciende cuatro kilómetros. Al fondo de semejante pozo, brilla el oro. Esa bajada, como puede imaginarse, se hace en ascensor. La mina de Sal “Wieliczka” en Polonia emplea 800 escalones para bajar 327 metros. No hay un ‘más allá’ en lo profundo valiéndonos de unas escaleras. Más allá, solo encontramos la misma idea de bajar, que, de alguna manera, es semejante a la línea del horizonte, pero de lo vertical: algo que resulta inalcanzable por definición. Si ahondamos en esto, la idea de lo vertical, infinitamente y hacia abajo, hay que mencionar que se trata de una pulsión que solo puede ser propia de nuestro planeta y que por mucho que encuentre en las escaleras una imagen icónica, se diluye de inmediato en cuanto nos asomamos a ese otro infinito vertical hacia arriba que es un firmamento poblado de estrellas.
Por su parte, las escaleras de la vida diaria ni llegan tan alto, ni caen tan bajo. La escalera más larga conocida tiene 11.674 escalones y corre paralela a la pendiente del Monte Niesen, en Suiza. Sin embargo, en absoluto atiende a esa idea vertiginosa de una bajada infinita por mucho que en su descenso privado de profundidad sea de mil setecientos metros... Así pues y llegados a este punto, el único remedio para ir al fondo, como ontología, es la literatura, gracias a Dante o a Julio Verne o al cine y sus "vértigos". Tal vez el intento de bajar sin fin sea solo eso, una idea extrema de lo profundo, muy difícilmente alcanzable por ese modesto conjuntos de pisas y tabicas. Por mucho que podamos pensar que su repetición ilimitada puede conducirnos a ese hondo lugar bajo nuestros pies.
One cannot descend endlessly. No staircase is sufficiently effective in real life to descend to the bottom. No matter how much a chasm or a 'journey to the center of the earth' have tried to descend to the underworld, no staircase can go so far as to peek on the other side of the deep. In the Divine Comedy, Dante had to invent a strange pirouette on the belly of the demon himself to start climbing after having descended beyond the hells.
The deepest known mine, located in South Africa, descends four kilometers. At the bottom of such well, gold shines. That descent, as you can imagine, is done by elevator. The Salt Mine "Wieliczka" in Poland uses 800 steps to descend 327 meters. There is no 'beyond' in the deep using stairs. Beyond, we only find the same idea of descending, which, in some way, is similar to the horizon line, but vertical: something that is unattainable by definition. If we delve into this, the idea of the vertical, infinitely and downwards, it should be mentioned that it is a drive that can only be unique to our planet and that although it finds in the stairs an iconic image, it immediately dilutes as soon as we peek at that other infinite vertical upwards that is a firmament populated with stars.
For their part, the stairs of daily life neither reach so high, nor fall so low. The longest known staircase has 11,674 steps and runs parallel to the slope of Mount Niesen, in Switzerland. However, it does not attend to that dizzying idea of an infinite descent even though its private descent devoid of depth is one thousand seven hundred meters... Thus, and having reached this point, the only remedy to go to the bottom, as ontology, remains literature, thanks to Dante or Jules Verne or cinema and its "vertigos". Perhaps the attempt to descend endlessly is just that, an extreme idea of the deep, very difficult to reach by this modest set of risers and treads. No matter how much we can think that their neverending repetition can lead us to that deep place under our feet.


18 de marzo de 2024

PRECIOSO ÁTICO PARA REFORMAR

Frente a lo que pueda parecer y aunque no suene bien, `guardilla´, `bohardilla´, `boardilla´ y `buhardilla´ son formas nominales aceptadas del mismo espacio. Difícilmente puede encontrarse un fenómeno de sinonimia tan amplio en el mundo edilicio para hablar exactamente de lo mismo. Sin embargo, ninguna de esas palabras, a las que puede añadirse sus equivalentes `desván´ y `palomar´, puede esconder que esos espacios bajo los tejados no estén hoy en su mejor momento.
Desde una inmemorial onomatopeya del acto de soplar, “buff”, surgió el “bufido” del que emana, según la etimología trazada por Corominas, un encadenamiento de variaciones fonéticas que conducen a la “buharda” que acabó convertida en el diminutivo ‘buhardilla’. No puede dejar de maravillarnos que la buharda fuese el lugar por donde se "evacuaba el humo de la casa" hasta que aparecieron las modernas chimeneas. Básicamente porque antes, las casas estaban llenas de humo. El siguiente paso histórico en cuanto a las buhardillas fue el de su iluminación y el de su cambio de pendiente para volverlas más habitables. En ese camino el papel que han jugado personajes como François Mansart, y su “mansarda” y las “velux”, resulta clave para que hoy el mercado inmobiliario siga vendiendo buhardillas, denominadas, eso si, con el cínico calificativo de “precioso ático”.
Justo por eso, se trata de una de las especies de espacios en verdadero peligro de extinción. La amenaza se produce, por explicarlo someramente, por esa mefítica presión del mercado y acarrea pérdidas psicológicas y culturales de peso, porque no hay que ser muy astuto para ver que los áticos están privados del sentido de la verticalidad necesario en todo lo doméstico. En los áticos no existe una ensoñación del subir y del soñar mismo. Sin embargo las buhardillas son el necesario recipiente de la imaginación y un perfecto trastero del pasado, de un tiempo escenificado, teatralizado, que nos permite situarnos respecto a nuestro árbol genealógico y los recuerdos. “En el desván los miedos se "racionalizan" fácilmente”, dice en su auxilio Bachelard.
En las buhardillas podemos encontrar, a pesar del frio o del calor exagerado, un rincón propio. Que tras la buhardilla no haya otro vecino pero si el cielo y el aire, insufla entre la inclinación de su techo que nos obliga a una genuflexión laica, un poder psicológico insospechado. Por eso la conversión de las buhardillas en hospedajes de Airbnb, es aún más peligrosa que la de toda la turistificación y la gentrificación juntas. Salvemos las buhardillas. 
Contrary to what may seem, and even though it may no longer sound familiar to a Spanish speaker, 'guardilla,' 'bohardilla,' 'boardilla,' and 'buhardilla' are accepted nominal forms of the same space. Hardly can one find such a broad phenomenon of synonymy in the world of building as that. However, none of these words, to which their equivalents loft and dovecote can be added, can hide that these spaces under the roofs are not at their best moment.
From an immemorial onomatopoeia of the act of blowing, “buff”, arose the “puff” from which emanates, according to the etymology traced by Corominas (a renowned Spanish dictionary), a chain of phonetic variations that lead to the “buharda” that ended up converted into the diminutive ‘buhardilla’. It cannot but amaze us that the buharda was the place where the “smoke of the house was evacuated” until modern chimneys appeared. Basically before the appearance of those ducts for smoke evacuation, houses were filled with smoke. The next historical step in terms of attics was their illumination and the change of slope to make them more habitable. In this journey, the role played by characters like François Mansart, and his “mansard” and the “velux”, is key for today’s real estate market to continue selling attics, denominated, that is, with the cynical qualifier of “beautiful penthouse”.
Precisely for this reason, it is one of the species of spaces in real danger of extinction. The threat occurs, to explain it briefly, by this mephitic pressure of the market and carries psychological and cultural losses of weight, because one does not have to be very astute to see that penthouses are deprived of the sense of verticality necessary in everything domestic. In the penthouses, there is no dream of going up and dreaming itself. However, attics are the necessary container of imagination and a perfect storage room of the past, of a staged, theatricalized time, that allows us to position ourselves regarding our genealogical tree and memories. “In the attic fears are easily ‘rationalized’”, says Bachelard in its defense.
In the attics we can find, despite the cold or the exaggerated heat, a corner of our own. That after the attic there is no other neighbor but the sky and the air, insufflates between the inclination of its roof that obliges us to a lay genuflection, an unsuspected power. That’s why the conversion of attics into Airbnb lodgings is even more dangerous than all the touristification and gentrification together. Save the attics. 

Note: The Spanish terms guardilla, bohardilla, boardilla, and buhardilla all refer to attic space do not have direct English equivalents.

19 de febrero de 2024

PUERTAS ENCADENADAS


Una puerta tras otra no es algo ante lo que quepa maravillarse. Ni siquiera lo es que esas dos puertas estén alineadas y que una sirva de marco a la otra. Tampoco causa admiración que a esos dos huecos le suceda otro más sobre el mismo eje. Se trata de inmemoriales recursos de la arquitectura clásica. Sobre la experiencia de puertas encadenadas se construyeron muchos de los mejores argumentos de la arquitectura doméstica y palaciega a partir del Renacimiento. Curiosamente, no antes. 
Cualquiera que se dedique a estudiar con la dedicación que merece este fenómeno en la arquitectura de Palladio, por ejemplo, descubrirá que una de las delicadezas de su trabajo se encuentra en haber ofrecido su propio modo de costura de estancias por medio de puertas encadenadas. Hizo que sus volúmenes proporcionados delicadamente se vincularan por medio de puertas alineadas pero se limitó a no coser más de cinco estancias consecutivas. Este principio de pasos comunicantes, que se popularizó posteriormente con el término enfilade, y cuyas resonancias etimológicas con "enhebrar" no son gratuitas, existía ya en la arquitectura del palazzo renacentista. Francesco di Giorgio Martini en su tratado habla de ese modo de unión entre cuartos en "le distribuzioni delle stanze". Ilustra con diversas plantas no solo enfilades sino dobles enfilades cruzando vertiginosamente sus trazados. En el Palazzo Farnese o el Medici Ricardi se producen enfilades canónicas tal como las entendió luego el barroco. Puertas que cruzan cuartos, generalmente cerca de los huecos de la fachada. Sin embargo, Palladio las extiende en las cuatro direcciones haciendo que crucen las casas como rayos, desplazando las enfilades hacia el eje del cuarto, con las implicaciones que eso implica en cuanto al uso de esas estancias y su privacidad, y hace que culminen en el desnudo paisaje y no, como sucederá poco después, en la cama de un rey.
Las enfilades de Palladio no son aún instrumentos de protocolo en los que nos vemos obligados a esperar al cruce del umbral dependiendo de nuestra categoría social, sino que se hallan libres de todo peso político. Que al fondo de las enfilades palladianas no nos espere nadie más que la levedad del horizonte, y el "plein air", aunque sea artificial en ocasiones, era, por mucho que hoy no captemos más que las grandes gestas de la arquitectura histórica, tan revolucionario como lo fue insertar una cúpula y el lenguaje del templo en el ámbito doméstico.
One door after another is not something to marvel at. Nor is it that these two doors are aligned and that one serves as a frame for the other. Nor does it cause admiration that another hole follows these two on the same axis. These are timeless resources of classical architecture. Many of the best arguments of domestic and palatial architecture were built on the experience of chained doors from the Renaissance onwards. Curiously, not before.
Anyone who dedicates themselves to studying this phenomenon in Palladio's architecture, for example, with the dedication it deserves, will discover that one of the delicacies of his work lies in having offered his own way of stitching rooms together through chained doors. He made his delicately proportioned volumes link through chained doors but limited himself to not threading more than five consecutive rooms. This principle of communicating doors, which later became popular with the term enfilade, and whose etymological resonances with "threading" are not gratuitous, already existed in the architecture of the Renaissance palazzo. Francesco di Giorgio Martini in his treatise speaks of this mode of union between rooms in "le distribuzioni delle stanze". He illustrates with various plans not only enfilades but double enfilades crossing their layouts vertiginously. In the Palazzo Farnese or the Medici Ricardi canonical enfilades are produced as the Baroque later understood them. Doors that cross rooms, usually near the facade openings. However, Palladio extends them in all four directions, making them cross the houses like rays, moving the enfilades towards the axis of the room, with the implications that this implies in terms of the use of these rooms and their privacy, and makes them culminate in the bare landscape and not, as will happen shortly afterwards, in a king's bed.
Palladio's enfilades are not yet instruments of protocol in which we are obliged to wait for the crossing of the threshold depending on our social category, but they are free of all political weight. That at the end of the Palladian enfilades we are not awaited by anyone more than the lightness of the horizon, and the "plein air", despite being an artificial one, was, as much as today we only capture the great feats of historical architecture, as revolutionary as it was to insert a dome and the language of the temple in the domestic sphere.

1 de enero de 2024

LA EMERGENCIA DEL PAISAJE

Uno de los lemas del olvidado mayo del 68 escondía un principio imperecedero del arte del urbanismo: "Sous les pavés, la plage!" ("¡Bajo los adoquines, hay una playa!"). El origen poético del mismo se fundaba en la inocente observación de unos estudiantes al levantar barricadas arrancando adoquines del suelo y descubrir que, bajo ellos, se escondía un suave lecho de arena.
Robert Daley, en su libro The World Beneath the City, nos recuerda que bajo el suelo de Nueva York habitan cosas más truculentas y peligrosas que legendarios cocodrilos. Las ciudades tienen bajo ellas un mundo de alcantarillas, cables, tubos, pasadizos, ríos subterráneos, líneas de metro e incluso las trincheras del pasado.
Sin embargo no está de más señalar que bajo las ciudades existe algo más importante e invisible que todo lo anterior. Algo que amenaza su propia existencia y que con total seguridad las hará desaparecer: el paisaje. Cada hierba que aparece entre adoquines, cada montón de arena acumulado por las aceras es el signo de ese paisaje indomable a punto de emerger. El paisaje que existe bajo la ciudad y que tarde o temprano la acabará engullendo, está a la espera. Cuando paseen por su propia ciudad y vean una de esas inocentes florecillas silvestres asomando, no la contemplen como una curiosidad poética sino como el principio del fin. Es el paisaje que sale de las alcantarillas, a devorarnos.
Feliz Año Nuevo.
One of the slogans of the forgotten May '68 hid an enduring principle of the art of urbanism: 'Sous les pavés, la plage!' ('Under the cobblestones, there is a beach!'). The poetic origin of this was based on the innocent observation of some students when they lifted barricades by tearing cobblestones from the ground and discovered that, beneath them, a soft bed of sand was hidden.
Robert Daley, in his book The World Beneath the City, reminds us that under the soil of New York live things more gruesome and dangerous than legendary crocodiles. Cities have beneath them a world of sewers, cables, pipes, passageways, underground rivers, subway lines, and even the trenches of the past.
However, it is worth noting that beneath the cities there is something more important and invisible than all of the above. Something that threatens their very existence and that will surely make them disappear: the landscape. Every blade of grass that appears between cobblestones, every pile of sand accumulated on the sidewalks is the sign of that indomitable landscape about to emerge. The landscape that exists under the city and that sooner or later will swallow it up, is waiting. When you walk through your own city and see one of those innocent wildflowers peeking out, do not contemplate it as a poetic curiosity but as the beginning of the end. It is the landscape that comes out of the sewers, to devour us.
Happy New Year.

11 de diciembre de 2023

SUELO SALVAJE


Podría decirse que construimos la arquitectura para civilizar el mundo. Con ello nos protegemos de las inclemencias del tiempo. La primera operación de la arquitectura es la de proveernos de un techo, ciertamente, pero también la de brindar un suelo doméstico. Aunque, como todo, siempre hay excepciones. En algunas, rarísimas veces, la arquitectura enmarca el suelo, lo subraya. Recoge un tozo de terreno entre cuatro paredes y lo convierte en el auténtico habitante.
De ese modo el suelo se convierte en el sujeto inesperado de las atenciones de la construcción. Sus hormigas, su humedad y su olor a tierra, quedan a resguardo. La más mínima señal de verdor queda aniquilada con semejante gesto pero a cambio las curvas de nivel, las educadas curvas de nivel, permanecen intactas cruzando la obra hasta volver a encontrarse con las del indómito exterior. El suelo así convertido en ready-made, se domestica, aunque no gracias a los mecanismos tradicionales de la arquitectura. Si habitualmente se cubre de baldosas o se aleja de las miasmas con una solera, en estos exiguos casos transustancia la intemperie en interioridad.
Cercana a esta rara estrategia están las arquitecturas que se construyen para preservar ruinas, restos arcaicos y fósiles sin desempolvar. El lugar común de todas ellas está en el trazado de un recinto alrededor de un suelo olvidado como una piedra sumergida en la corriente de un río, que al colocarse sobre una mesa se sacraliza y adquiere singularidad. La vitrina y el tabernáculo realizan idéntica magia. El suelo, gracias a ese paspartú de muros a su alrededor, se vuelve un protagonista involuntario con su propia extrañeza y poesía. Estos casos, como decía, no constituyen una gran familia pero si una taxonomía perdida de suelos nobles sin nobleza aparente.
La Casa Tanikawa, diseñada en 1974 por Kazuo Shinohara para el poeta japonés Shuntaro Tanikawa en las montañas de Nagano, está situada en una pendiente en medio de un bosque*. El interior es una habitación que cubre un suelo oscuro, húmedo y en pendiente. De allí nacen pilares de madera que en algo recuerdan los árboles del exterior. Tanikawa escribió un poema para inspirar al arquitecto. La arquitectura, mejor que el arte, clava sus uñas en la negrura de esa tierra reconociéndose en ese gesto como su auténtica guardiana.

*Debo y agradezco esta referencia al profesor Tomás García Píriz.  
It could be said that we build architecture to civilize the world. With it, we protect ourselves from the harshness of the weather. The first operation of architecture is to provide us with a roof, certainly, but also to offer a domestic floor. Although, like everything, there are always exceptions. On some, very rare occasions, architecture frames the ground, underlines it. It collects a piece of land between four walls and turns it into the true inhabitant.
In this way, the ground becomes the unexpected subject of the attentions of the construction. Its ants, its humidity, and its smell of earth, are sheltered. The slightest sign of greenery is annihilated with such a gesture but in return the contour lines, the polite contour lines, remain intact crossing the work until they meet again with those of the untamed exterior. The ground thus converted into ready-made, is domesticated, although not thanks to the traditional mechanisms of architecture. If it is usually covered with tiles or it is moved away from the miasmas with a slab, in these meager cases it transmutes the outdoors into interiority.
Close to this rare strategy are the architectures that are built to preserve ruins, archaic remains, and undusted fossils. The common place of all of them is in the layout of an enclosure around a ground as forgotten as a stone submerged in the current of a river, and that, suddenly, when placed on a table it is sacralized and acquires singularity. The showcase and the tabernacle perform identical magic. The ground, thanks to that
passe-partout of walls around it, becomes an involuntary protagonist with its own strangeness and poetry. These cases, as I said, do not constitute a large family but if a lost taxonomy of noble floors without apparent nobility.
The Tanikawa House, designed in 1974 by Kazuo Shinohara for the Japanese poet Shuntaro Tanikawa in the mountains of Nagano, is located on a slope in the middle of a forest*. The interior is a room that covers a dark, damp, and sloping floor. From there, wooden pillars are born that somewhat resemble the trees outside. Tanikawa wrote a poem to inspire the architect. Architecture digs its nails into the blackness of that earth, recognizing itself in that gesture as its true guardian.

*I owe and appreciate this reference to Professor Tomás García Píriz.

26 de noviembre de 2023

LA GRADA AGRADA


Cada auditorio, cada anfiteatro, parlamento y circo; cada asamblea y cada plaza de toros, concentran la atención y logran su funcionamiento gracias a un mecanismo elemental llamado graderío. El graderío, por si alguien no se ha parado a contemplar algo tan tonto con ojos de novedad, es ese sistema de escaleras agrandadas en las que uno se sienta junto a otros en diversos actos sociales.
Podría decirse que esa falta de atención hacia las gradas es debido a que se trata de algo más bien rupestre y primitivo, pero no puede despreciarse el hecho de que no caducan. Que acompañan al hombre y a la civilización desde su inicio.
La grada agrada. En sus peldaños se arremolinan las multitudes para contemplar el discurso, el baile, el balón y sus atletas, la representación teatral y la muerte del gladiador. El toro y el discurso parlamentario se atienden gracias a la sutil inclinación de esos peldaños que son a la vez asientos. El graderío es, pues, el espacio cívico por excelencia. El graderío soporta el parlamento y el cadalso. Nos recuerda que somos seres sociales, visuales y auditivos. En ningún otro lugar como en el graderío somos individuos de la especie humana y masa a la vez. El graderío sustenta la democracia tanto más que las constituciones. Sin el acto de escucha al otro, sin el espacio para juntarse en torno a un punto de atención compartido, difícilmente seríamos seres en comunidad. Por mucho que allí no siempre se dé lo mejor del ser humano, las gradas son el invisible tótem de lo social. 
Every auditorium, every amphitheater, parliament and circus; every assembly and every bullring, concentrates attention and achieve their functioning thanks to an elemental mechanism called grandstand. The grandstand, in case someone has not stopped to contemplate something so silly with new eyes, is that system of enlarged stairs where one sits next to others in various social acts.
It could be said that this lack of attention towards the stands is due to the fact that it is something rather primitive and primitive, but the fact that they do not expire cannot be disregarded. They accompany man and civilization from its beginning.
The stand pleases. On its steps, crowds gather to contemplate the speech, the dance, the ball and its athletes, the theatrical representation and the death of the gladiator. The bull and the parliamentary speech are attended thanks to the subtle inclination of those steps that are also seats. The grandstand is, therefore, the civic space par excellence. The grandstand supports the parliament and the scaffold. It reminds us that we are social, visual and auditory beings. Nowhere else like in the grandstand are we individuals of the human species and mass at the same time. The grandstand supports democracy much more than constitutions. Without the act of listening to the other, without the space to gather around a shared point of attention, we would hardly be beings in community. As much as there are not always the best of human being there, the stands are the invisible totem of the social.

17 de abril de 2023

ALFOMBRAS: HISTORIA, CULTURA Y MAGIA

La etimología de la palabra alfombra es árabe, proviene de “hanbal” y se refiere a una cubierta hecha de pedazos de pieles con forma de tapiz. La de su vocablo inglés (carpet) proviene del francés, y antes del latín, y está relacionada con la lana cardada. Como puede verse, ambas se refieren a la materia antes que a ninguna otra cosa.
El uso de las alfombras se remonta a las poblaciones nómadas, que llevaban consigo un suelo civilizado y provisional. La alfombra en culturas sedentarias se asoció desde muy temprano al lujo. Un suelo de tela, hecho de nudos y de materias delicadas es un derroche. Las alfombras fueron parte de la habitación ideal del siglo XIX. En la modernidad las alfombras no eran bien vistas debido, principalmente, a su fuerte significado ornamental. En pocos lugares el número de horas empleadas para su confección se hace más visible que en esas superficies destinadas a ser pisadas.
El único modo en que la modernidad pudo permitirse seguir empleando alfombras  fue suprimiendo su caracter de ornamento. La de seda negra que se tendía en el suelo del Pabellón de Barcelona diseñada por Reich o la que se convertía en peluda cama en el dormitorio de la mujer de Aldof Loos son una buena muestra. Es decir, alfombras sin arabescos pero más que sobrecargadas psicológicamente.
Si bien las alfombras aislan del ruido entre pisos y amortiguan el taconeo del vecino de arriba, no está en ese efecto silenciador su mayor virtud sino en ser uno de los pocos muebles capaces de señalar habitaciones dentro de las habitaciones. Así subrayan comedores al situarse bajo la mesa de comer, o habilitan una pequeña habitación al dejarnos salir del baño chorreantes (bien es cierto que degradando su ser al de simple “alfombrilla” de baño). Con todo, no pasemos por alto su secreto servicio diario. Son los sillones de nuestros pies. Nos evitan el frio directo del terrazo. Y hasta dignifican las entregas de premios.
The etymology of the word "alfombra" is Arabic, derived from "hanbal," and refers to a cover made of pieces of animal skin in the shape of a carpet. The word "carpet" itself comes from French, and before that, Latin, and is related to carded wool. As can be seen, both refer to the material before anything else.
The use of carpets dates back to nomadic populations, who carried with them a civilized and temporary flooring. In sedentary cultures, carpets were associated with luxury from an early age. A floor made of cloth, made of knots and delicate materials, is a waste. Carpets were part of the ideal room of the 19th century. In modernity, carpets were not well regarded due primarily to their strong ornamental meaning. In few places are the number of hours spent making them more visible than in those surfaces intended to be walked on.
The only way in which modernity could afford to continue using carpets was by eliminating their ornamental character. The black silk carpet that was laid on the floor of the Barcelona Pavilion designed by Reich or the one that became a furry bed in Adolf Loos's wife's bedroom are good examples. That is, carpets without arabesques but psychologically more overloaded.
While carpets isolate from noise between floors and cushion the sound of the neighbor upstairs' footsteps, their greatest virtue is not in that silencing effect but in being one of the few pieces of furniture capable of indicating rooms within rooms. Thus, they emphasize dining rooms when placed under the dining table, or enable a small room when we leave the bathroom dripping wet (although it is true that this degrades their existence to that of a simple bathroom "mat"). However, let us not overlook their secret daily service. They are the armchairs of our feet. They save us from the direct cold of the terrazzo floor. And even dignify award ceremonies.

20 de marzo de 2023

LA ESCALERA COMO RELICARIO


Las escaleras, esos inventos maravillosos usualmente empleados para comunicar dos pisos a diferente altura, son mucho más que lo que se ve a simple vista. Por lo pronto, cada escalera acumula más tropiezos, desgaste y alfombras que peldaños. Cada escalera es un profundo depósito de vivencias y de tiempo. También es el mayor almacén de aristas y rincones de toda la casa.
Ese es el motivo de que entre las líneas de las escaleras se acumule el polvo desde tiempos ancestrales. Ni siquiera la aparición de la aspiradora ha logrado desprender del espacio entre sus pliegues centenares de pelusas agazapadas. De hecho y con el fin de evitar esos incómodos habitantes que delataban la falta de limpieza de toda la casa, en el siglo XIX se popularizaron, sobre todo en los países sajones, unas piezas triangulares que aún hoy siguen atrincheradas en muchas de sus esquinas. En su mayoría hechas de latón brillante, ofrecen desde ese resguardo un brillo atenuado que nos recuerda que las escaleras son inmejorables relicarios de espacios incompletos.
Entre sus huellas y tabicas existen rincones incapaces de generar una habitación, pero si su miniatura. En esos rincones-bonsais, el refugio humano no es posible, pero desde allí irradian algo de su potencia protectora cuando nos sentamos en sus peldaños a modo de asiento, cuando desde allí se produce el beso adolescente, o cuando el descenso por sus peldaños se ralentiza para escuchar furtivamente alguna conversación susurrada en el piso de abajo.
Mientras, ese banco de líneas salvaguarda su depósito de geometría, y hasta ofrece rentabilidades superiores a las de las más convencionales colecciones de sellos o monedas. 

Stairs, those wonderful inventions usually used to connect two floors at different heights, are much more than meets the eye. For starters, each staircase accumulates more trips, wear and tear, and carpets than steps. Each staircase is a deep deposit of experiences and time. It is also the largest repository of edges and corners in the entire house.
That is why dust has been accumulating between the lines of the stairs since ancient times. Not even the appearance of the vacuum cleaner has been able to remove the hidden dust bunnies from these small folds. In fact, in order to avoid these uncomfortable inhabitants that revealed the lack of cleanliness in the entire house, triangular pieces became popular in the 19th century, especially in Anglo-Saxon countries, and even today they are entrenched in many corners. Mostly made of shiny brass, they offer from their refuge a subdued shine that reminds us that stairs are unbeatable reliquaries of small, incomplete spaces.
However, it's not that there are corners among their footsteps and risers capable of generating a room, but only their miniature. In those tiny corners, almost bonsais, human refuge is not possible, but from there, they radiate some of their protective power when we sit on their steps as seats, when the teenage kiss happens there, or when the descent down their steps slows down to eavesdrop on a whispered conversation on the floor below.
Meanwhile, this banck of lines safeguards its geometry deposit, and even offers higher returns than the most conventional collections of stamps or coins.

13 de febrero de 2023

UN RECTÁNGULO EN EL DESIERTO


Hay que proteger a toda costa lo que queda de verde en mitad del desierto. Cada oasis es sagrado. Por ello parece necesario construir una barricada alrededor para resguardar la vida del inhóspito clima que barre el exterior y lo arrasa. Solo así parece justificado el esfuerzo por construir un rectángulo hondo en medio del indiferenciado polvo del desierto. Por supuesto, no se trata de la construcción de un fortín. Sus muros no son altos y tiene cuatro modestas puertas en sus cuatro puntos cardinales como muestra de una sutil invitación al viajero. Venga de donde venga.
La protección de un oasis parece un argumento de peso para erigir un recinto a su alrededor. Pero se me ocurre otra hipótesis mejor. Resulta más hermoso, y por tanto más cierto, especular con que ese rectángulo no se erigió para cuidar un lugar, sino que los acontecimientos se produjeron precisamente al revés. Primero fue la inexplicable construcción de ese recinto, luego surgieron las sombras y su verdor interior. Primero fue el resguardo, y luego asomó la vida. Primero fue el deportivo esfuerzo de la geometría en medio de la arena infinita, luego vino la gratitud del lugar hacia ese generoso atrevimiento. El orden mágico de los acontecimientos aparentemente no cambia el resultado, pero los motivos de fondo resignifican todo...

30 de enero de 2023

DISEÑA CASAS PASO A PASO

El diseño de una casa no es algo imposible. En estos breves y sencillos pasos podrás averiguar cómo hacerlo... 
En primer lugar, es importante contar con un presupuesto razonable. Sin medios, como puedes imaginar, sean económicos o de puro entusiasmo, el diseño que deseas perpetrar no tiene futuro. Si puedes financiar la cantidad de costes asociados a esta actividad (y los inevitables imprevistos) ya tendrás mucho ganado. 
En segundo lugar y aunque creas que puedes hacerlo todo tu mismo - la mente humana peca de un sistemático optimismo, creemos que sabríamos operar un corazón con un vistazo a un tutorial de youtube o jugar al tenis mejor que el mejor tenista por mirar sus mejores jugadas - no olvides que hay profesionales que han dedicado tiempo y talento para formarse en eso que parece fácil. Es decir y en resumen, en segundo lugar, busca un arquitecto competente y confía en esa persona. Busca, de verdad, uno competente. Pregunta. Asesórate antes de confiarle tu futura casa porque el diseño comienza con esa elección. Ellos serán tus cómplices a la hora de llevar a cabo el sueño (y la pesadilla, porque toda construcción lo es) de hacer una casa. El tercer paso es fiarte de esos diseñadores. El cuarto paso es fiarte de ellos cuando la confianza flaquee porque aparecerán dificultades (y serán muchas). El quinto paso es seguir fiándote cuando recibas los comentarios del constructor o del asesor de turno, que aparecerá salvíficamente en medio del proceso, y que susurrarán maliciosamente a tus oidos que todo está mal, que si los planos no se entienden o son muchos, que si más rápido, que si puede hacerse más barato... 
El sexto paso es recibir la casa terminada con una alegre sensibilidad. Descubrirás que tiene fallos, que no todo es perfecto, pero también que la mejor parte del diseño está, precisamente, en el acto de habitar que estás a punto de inaugurar. 
Es en ese punto cuando descubrirás que habitar es diseñar, (y que nadie te diga lo contrario). Todo lo previo ha sido un mero calentamiento para tu tarea. Es ahora cuando comienza el reto de diseñar la vida en esas estancias, aprovecharse de sus secretos, velar sus huecos, elegir cómo dormir o comer y hasta la dureza o blandura de cada rincón. Descubrirás entonces y felizmente, que el diseño de una casa no tiene fin. Y que ese proceso te pertenece más incluso que tu propia casa.

16 de enero de 2023

NADIE HABITA MAL CUANDO NADIE SABE LO QUE ES HABITAR BIEN


Cada habitante hace lo que puede. Es un hecho. Nadie habita mal si nadie sabe lo que es habitar bien. El mantra funcionalista que vincula sólidamente la forma y su uso se ve desmentido cada día en mil facetas de la vida, desde una silla a la arquitectura. Las cosas están ahí. Y nos enfrentamos a ellas con la misma torpeza con la que el simio que fuimos se acercó a una quijada de burro y empezó a golpear el mundo con ella. 
La forma está siempre abierta. Basta contemplarla con ojos de niño. Una raqueta sirve para escurrir espaguetis y un sillón puede volverse cómodo si luchamos por cambiar nuestra postura en lugar del diseño del propio sillón. El malentendido es el acto creativo por antonomasia. Pero para eso, se necesita el descaro o la inocencia que tienen los niños, que en cada juego derogan el uso previsto de las cosas. Inmersos como estamos en la cultura de la respuesta sensata que brinda la inteligencia artificial, la mirada inesperada, curiosa o sorprendente que ofrece la inocencia (verdaderamente artificial), se ha vuelto una obligación. Usemos mal las cosas, con todo el respeto que merecen. Precisamente por el respeto que merecen. Ese es el objetivo de la arquitectura. Porque habitar es malinterpretar. Justo de ese modo llega a ser arquitectura.

2 de enero de 2023

LOS COMIENZOS DE LA ARQUITECTURA


El año nuevo duele más que el fin del año. No solo por la resaca. Ni la marcha Radetzky dulcifica la incertidumbre de un estreno incierto. La frase, "los comienzos no son nunca fáciles" se ha convertido en un lugar común para consolar a quienes vemos sufrir tras un principio fracasado. Cada parto es con dolor (ni la teología es capaz de explicar la Divina epidural que libró a la Virgen María de sus dolores de parto). El comienzo de la creatividad literaria ante la página vacía resulta un abismo tan blanco y peligroso como Moby Dick... 
Del mismo modo, la arquitectura se retuerce antes de ver la luz como un niño que siempre viene de nalgas. Su doloroso nacimiento es, además, por etapas. Lo cual añade un sufrimiento que resulta poco reconocido. Por mucho que sea siempre celebratorio, el momento de "la entrega de la obra" y de "la entrega de llaves" esconden un nacimiento en el que siempre hay sangre de por medio. Hay quien olvida incluso, que antes había sido necesaria, "la entrega" del arquitecto. (La ambigüedad de la palabra entrega juega aquí su doble función: entregar es dar y es darse). 
La botadura de un barco se celebra a botellazo limpio. La de la arquitectura con la colocación de un felpudo y la instalación de unas cortinas. El contraste de la imagen resulta esclarecedor. La arquitectura comienza su andadura sufriendo taladros para colgar cuadros y una cruenta sobrecarga de sillones. Comparado con el dolor soportado al comienzo de año, con sus comidas, empachos y suegras, el de la arquitectura y sus comienzos deja esto como una llevadera anécdota. 
Mejor, pues, no quejarse del año nuevo. Que para pobres comienzos, los de la arquitectura. 

Te deseo, acompañante de los muy diferentes principios posibles de la arquitectura, un feliz año nuevo.

31 de octubre de 2022

VANIDOSA TRANSPARENCIA


En uno de los mejores relatos de Juan Rodolfo Wilkock, "el vanidoso", su protagonista luce una extraña mutación que ha vuelto su piel y sus músculos transparentes. Y presume de ello. Se exhibe sin pudor delante de sus congéneres mostrando sus órganos como en una vitrina. Sin recato, exhibe sus pastosos procesos digestivos, el movimiento azulado de su hígado o la contracción esponjosa de sus pulmones a la luz del día. Pasea en bañador su cuerpo vuelto espectáculo o exhibe su torso desnudo desde la ventana de su casa. Nadie lo soporta. En realidad, todo el mundo tiene sus mismos pulmones, corazón y glándulas, aunque permanezcan ocultos. No se trata de envidia sino de algo muy diferente. Hasta sus más íntimos allegados esperan que esa transparencia se vuelva una pesadilla: "Llegará el día, así al menos lo esperan sus amigos, en que alguien dirá: “Oye, ¿qué es esta mancha blanca que tienes aquí, debajo de la tetilla? Antes no estaba”. Y entonces se verá adónde van a parar sus desagradables exhibiciones."
Apenas hace una década, el doctor Richard White en el Hospital Pediátrico de Boston, logró modificar los genes del "pez cebra" con la misma intención que la del cuento de Wilckock. Gracias a su transparencia en los primeros meses de vida, esta especie es invisible ante los depredadores. Luego esta cualidad se pierde. Pero con una ligera modificación genética se lograron especímenes transparentes de larga duración. Convertidos en escaparates de sus procesos internos, eso permitió ver el crecimiento de un tumor en tiempo real y el modo en que se producía el nunca visto proceso de la metástasis en vivo... 
El debate de la arquitectura con las diferentes formas de la transparencia contemporánea está más vigente que nunca y las imágenes de Fanil el vanidoso y del pez cebra constituyen más que una parábola. Hoy la transparencia y sus simulacros han desplazado a aquellas formas emanadas del cubismo que parecían ofrecer la simultánea contemplación del haz y el envés de las cosas (y tan bien relatadas por Rowe y Slutzsky a finales de los años cincuenta). Hoy el tumor tal vez sea la misma transparencia. 
Curiosamente ante las connotaciones plenamente positivas que tenía esta idea en el siglo pasado, hoy la transparencia posee oscuras facetas. La arquitectura se encuentra en pleno debate en torno a esta idea. Es fácil apreciar una fuerte tendencia a la re-masificación de la arquitectura, o por el contrario, un intento por descarnar hasta sus más íntimos huesos. Caminamos entre obras que luchan por hacer palpable las distancias y los umbrales, y otras que apuntan todo su esfuerzo técnico, social y  transpolítico (el prefijo trans- constituye hoy el secreto "alias" de lo transparente) hacia el logro de una hipertransparencia absoluta... Todo esto sucede a la vez que el mundo en red sigue ordeñando más y más interioridades sin que la arquitectura sea capaz de contener esa creciente succión. 
No hay respuestas seguras sobre cómo acabará este debate. Pero al menos parece claro que el futuro nos obligará a redefinir el qué ver y el modo arquitectónico de hacerlo.

19 de septiembre de 2022

LA INTIMIDAD QUE OFRECEN LOS ANDAMIOS


El andamio es una construcción provisional que surge alrededor de la arquitectura y que sitúa a sus usuarios lejos del suelo y de su influjo. Por eso tal vez la primera función de estas estructuras no sea tanto la de posibilitar los trabajos sobre su fachada o sus acabados, sino la de acercarnos a ella, variar el habitual punto de vista y acceder  a su cercanía lejos del ordinario fragor de la vida terrestre. 
Sobre el andamio se da una particular psicología de la percepción y una particular sociología del trabajo. En su universo todo se vuelve inmediato y estrecho. Sobre el andamio se camina, se escala y se convive. En el andamio hay cruces de personas y se prueba la habilidad de un equipo de obreros a la hora de trasladar peso, materias e información. En el andamio también se descansa, porque el suelo está demasiado lejos como para bajar a la mínima de cambio. 
Por otro lado solo los trabajadores de la construcción saben de la maravillosa cercanía a la escala real de la arquitectura que ofrece caminar por sus angostas pasarelas. La mera elevación y la proximidad a una cornisa, a la piedra o a un detalle, nos muestra la arquitectura a una distancia íntima y privada de pudor.
El andamio cubre con un velo de postes de acero, bambú o madera la obra, deforma su perímetro real como un ropaje precario. Sin embargo y frente a la aparente malformación de la obra, ese recubrimiento resulta una manera delicada de conocer la arquitectura puesto que su contemplación cercana la libra de los trucos de la percepción para los que ha sido diseñada. 
Una vez desmontados, los andamios volverán a ser ese conjunto de bandejas metálicas, puntales y varillas alineadas en el suelo, listas para el siguiente repaso. Pero el tiempo que se ciñeron a una obra y la abrazaron fue con la misma intensidad a la que ejerce la ropa interior con un cuerpo.

12 de septiembre de 2022

SERES FABULOSOS Y ARQUITECTURA


En ocasiones la arquitectura produce, casi sin querer, seres fabulosos. Así, este animal con leve aspecto de camélido es más que un simple animal de carga: es un ser mitológico que desborda a los centauros y las esfinges en sus capacidades y poderes. Este monstruo no es una mezcla entre león y mujer o entre caballo y guerrero, sino uno diferente y acogedor, formado por el híbrido entre una casa y un camello. El suelo enrollado como una alfombra, los arcos de madera flexible, la llanura que se extiende de fondo y el animal del desierto forman un ser único y casi alado.
El nomadismo implícito en la casa a cuestas, en la especie concreta del animal y su resistencia al calor y a la falta de agua constituyen una manera de relacionarse con el mundo. Por eso la imagen es tan hermosa, inquietante y arquitectónica. ¿Sabía alguien de la existencia del "casacamello"?

15 de agosto de 2022

RESTOS LUMINOSOS

Los restos de las cosas, en ocasiones abandonados en los arcenes de las carreteras secundarias, en los vertederos o entre los escombros de solares vacíos como si fuesen un conjunto de ruinas menores, son un recordatorio de la importante huella que dejamos los hombres en nuestro paso por el mundo. Aunque sea simple basura, para bien o para mal, somos seres contaminados de sentido y tendemos a ver en todo dimensiones de un orden más profundo: la humanidad pasa, pero las cosas, para bien o para mal, quedan. Queda una botella de plástico o una lata y lo hacen tanto a modo de recordatorio del guarro de turno como de una industria, de una forma de consumo y de una sociedad. Eso sí, quedan recordándonos una parte de la humanidad, no alguien con nombres y apellidos. 
Un somier de muelles fue el lugar donde yació un hombre, pero no un hombre concreto sino uno ya olvidado y del que solo queda una sombra. Esa condición maltrecha y anónima de las cosas, sumado a su resistencia a la desaparición, es llegados a un punto de saturación de lo que puede dar de si un trozo de simple basura, de una gran fortaleza. De hecho, la arquitectura llega a serlo solamente cuando adquiere esa calidad: cuando permite entrever a quienes pasaron, pasan o pasarán por ella, despojándose de lo particular. Y que no aspira sino a constituirse como un resto luminoso de esa dimensión.  

8 de agosto de 2022

O CONFÍAS EN LAS HADAS O EN LA MAGIA DE LOS RODAPIÉS


Lo peor, con diferencia, de la arquitectura blanca e impoluta que recurre a la belleza y a la luz como soporte de sus esencias no es su exagerado y extremo misticismo, sino su general falta de rodapiés.  
Puede o no gustar la arquitectura de John Pawson (pongamos por caso). Puede que no se soporte su sencillez o extremo despojamiento, pero si al menos su arquitectura reconociese que la vida mancha... Cada vez que un arquitecto confía en no sé sabe qué hadas mágicas que evitan que al fregar una pared el contacto con el suelo no se llene de mugre, un gatito muere. (O un pintor de brocha gorda se enriquece). 
Álvaro Siza, en esto si que hace magia. Porque prevé el porvenir de la obra de modo inmejorable. No cabe considerar a nadie un excelso arquitecto si renuncia a realizar los mejores rodapiés posibles. O dicho de otro modo, no cabe presumir de nada si no se anticipa donde la gente se arrimará y dejará sus benditas e inevitables huellas

11 de julio de 2022

LA MEJOR CRIPTA DE LA ARQUITECTURA MODERNA


Este maravilloso gnomo de jardín, con su gorro oscuro posando en una incómoda posición encunclillada es el arquitecto Jaques Herzog. Su contexto, algo tenebroso para una visita, es el bajosuelo de la famosísima casa Farnsworth, de Mies van der Rohe. En esa posición contempla el cilindro de las bajantes y las canalizaciones de la casa como si se tratase un tesoro arqueológico. Este lugar, nutricio y excrementicio a la vez, puesto que es el único cordón umbilical de la casa con el mundo, resulta, para cualquier arquitecto, un lugar de peregrinaje obligado cuando visita la antigua residencia de Edith Farnsworth. En él, como las catacumbas o las criptas fundacionales de las catedrales, se entierra el santo grial de la modernidad. En él se repite un tipo de ritual simbólico semejante al de multitud de templos occidentales desde tiempos inmemoriales: encima está el altar y a su sombra se encuentran los restos de un enterramiento que justifica el emplazamiento de la iglesia. 
Ese tubo de vulgar cemento, gastado ya por los besos de los peregrinos, (metafóricamente hablando), encierra el mundo de las apariencias, el simbolismo y, en cierto modo, hasta el cadáver de una época de la arquitectura y de su mundo de significados erradicados. Bajo ese suelo el acero blanco de la estructura no es tan blanco y el óxido y la suciedad, inevitables, dan la cara, deshaciendo la supuesta pureza a la que la arquitectura una vez aspiró. 
Mientras la casa, insuperada obra de arte, pervivirá para siempre convertida en lugar de culto. Por fin transformada precisamente en eso, en una capilla laica. Donde no es posible la vida, pero sí otro tipo de experiencias místicas.

4 de julio de 2022

EL RECIPIENTE DEL 95% DE LA VIDA


... El leve tatuaje que dejan los pliegues de las sábanas sobre la piel y que se diluye con el paso de la mañana... La constelación de migas desiguales sobre la mesa del desayuno... La distribución de los mil pequeños lagos formados por las gotas diarias salpicadas tras la ducha... El exacto tono del golpe de la puerta al cerrarse tras nosotros... La llave al ser girada y que siempre, al primer intento, se atasca ligeramente...
El sumatorio de esos instantes describe nuestra vida mejor que lo hace una biografía. Sin embargo esa vida no figura como vida porque es anónima y forzosa. Calvino dice que solamente "hasta que uno se percata de que esa parte supone un noventa y cinco por ciento de ella" uno comienza a darle la debida importancia. Esa masa gelatinosa no posee forma propia y lo único que hemos sabido hacer con ella es fabricar moldes imperfectos a los que hemos denominado casas
Cada una de nuestras casas es el recipiente de ese tuétano hecho de minucias. Sus paredes recogen sombras de deditos infantiles. Sus suelos conservan las marcas de los muebles al ser desplazados en sus ocasionales movimientos. Sus techos, leves sombras de insectos perseguidos una lejana noche de verano... 
Si ese noventa y cinco por ciento se saca de ese molde solo queda algo informe que se bambolea como un inmenso flan al borde del colapso. Por eso seguimos necesitando ese recipiente y no por sentirnos protegidos u otras excusas no mejores.


9 de mayo de 2022

EL INTERIOR PURO


Una hormigonera vista desde dentro de su cuba; una guitarra o un violín al ser contemplados desde su caja de resonancia; las cavidades de los silos que almacenan grano o agua... Definitivamente, el mundo tiene tripas inhóspitas. Es decir, el mundo está repleto de islas interiores de una pulcritud inesperada. Ese archipiélago de espacios inaccesibles, no tiene turismo ni habitantes, no hay quien experimente o disfrute sus vacíos, simplemente están, ahí, para su propio fin, que por supuesto no el de ser vistos o visitados. 
Esos interiores nos descubren que existe una interioridad libre, ancestral, o si se quiere, platónica. Ese conjunto de interiores sin intimidad. - son, de hecho, repelentes a la intimidad- aparecen en ocasiones como excepciones y enseñan a los arquitectos que la interioridad apenas tiene nada que ver con la intimidad, ni siquiera con la habitación. Se trata de una forma de "dentro" que no coincide con el espacio relleno de negro del poché arquitectónico, sino de otra variedad menos ilustre pero más delicada. Sabemos de los espacios huecos de este tipo de interiores, puesto que somos plenamente conscientes de que existen cavidades en la ciudad o en la arquitectura para contener agua, gas, cemento, arena o sonido, sin embargo en esos espacios no soñamos entrar. Bien por tamaño, dificultad o su falta de accesibilidad, esos huecos exageran el concepto de lo interior porque lo privan de algunas de sus cualidades más superficiales y prescindibles. Su interioridad no puede ser representada ni con un corte, ni con una planta, pues carece del sentido espacial del espesor que lo encierra. Son, por todo ello, interiores puros. 
Esa forma de lo interior nos mira sin que la veamos, como un animal agazapado y tranquilo que no saldrá nunca, por mucho que se le convoque o se le pongan suculentas trampas en el exterior.