29 de agosto de 2022

COMPOSTADORES


Pocos como Koolhaas saben que la arquitectura crece sobre el estercolero del pasado. El abono que nutre la actualidad surge de los esfuerzos previos y estamos llamados a manejarnos con la misma materia que lo hacen los gusanos que escarban en una compostadora. 
Lo podrido alimenta el porvenir, eso sí, solamente si se airea lo suficiente. Los detritos son nutritivos cuando han sido digeridos por la tierra. Y por eso no existen restos verdaderamente despreciables, solo faltos de podredumbre, de oxígeno y de un estómago entrenado. 
En arquitectura el reciclaje es intrínseco y necesario. Se recicla tanto la materia como las ideas. Se recicla el dibujo, las plantas, las energías, la mirada. Se recicla sin fin. Es inherente a esa vieja disciplina el ver crecer el futuro sobre esa basura excrementicia. 
Como lombrices ejemplares que somos, amantes de los terrenos húmedos y ricos, sabremos recuperar el hormigón que ahora vemos como contaminante, del mismo modo que antes supimos recuperar capiteles islámicos para la construcción de las iglesias que crecieron sobre ellas. Solo es cuestión de tiempo, talento y de una adecuada digestión. Y de hambre de arquitectura.

22 de agosto de 2022

EL VIAJE DE LA GRAVEDAD


La fuerza de la gravedad viaja por la arquitectura con una velocidad imparable y uniforme. Escurre con una violencia tan irrefrenable como la lava de una erupción volcánica. Su camino apenas se deja engatusar para salirse de la vertical, y por mucho que los arquitectos hayan tratado de construir bajantes que la conduzcan civilizadamente hasta el suelo, lo cierto es que es una cuestión de tiempo que ese inestable camino secreto por el que viaja acabe derribando toda la construcción. 
No obstante, y como en la vida misma, ese viaje, merece la pena. 
El viaje de las cargas es ancestral y justifica los desvelos de los arquitectos. El sistema adintelado griego, el arco romano y hasta las tensegrities más sofisticadas, son un esfuerzo para diseñar un recorrido donde el tránsito de las cargas roce la elegancia o la magia
En este terreno de la arquitectura hay muchas formas de viajar. Hacerlo casi sin equipaje y con naturalidad es un reto nada fácil de conseguir. Pero cuando aparece con gracia resulta inolvidable. 

15 de agosto de 2022

RESTOS LUMINOSOS

Los restos de las cosas, en ocasiones abandonados en los arcenes de las carreteras secundarias, en los vertederos o entre los escombros de solares vacíos como si fuesen un conjunto de ruinas menores, son un recordatorio de la importante huella que dejamos los hombres en nuestro paso por el mundo. Aunque sea simple basura, para bien o para mal, somos seres contaminados de sentido y tendemos a ver en todo dimensiones de un orden más profundo: la humanidad pasa, pero las cosas, para bien o para mal, quedan. Queda una botella de plástico o una lata y lo hacen tanto a modo de recordatorio del guarro de turno como de una industria, de una forma de consumo y de una sociedad. Eso sí, quedan recordándonos una parte de la humanidad, no alguien con nombres y apellidos. 
Un somier de muelles fue el lugar donde yació un hombre, pero no un hombre concreto sino uno ya olvidado y del que solo queda una sombra. Esa condición maltrecha y anónima de las cosas, sumado a su resistencia a la desaparición, es llegados a un punto de saturación de lo que puede dar de si un trozo de simple basura, de una gran fortaleza. De hecho, la arquitectura llega a serlo solamente cuando adquiere esa calidad: cuando permite entrever a quienes pasaron, pasan o pasarán por ella, despojándose de lo particular. Y que no aspira sino a constituirse como un resto luminoso de esa dimensión.  

8 de agosto de 2022

O CONFÍAS EN LAS HADAS O EN LA MAGIA DE LOS RODAPIÉS


Lo peor, con diferencia, de la arquitectura blanca e impoluta que recurre a la belleza y a la luz como soporte de sus esencias no es su exagerado y extremo misticismo, sino su general falta de rodapiés.  
Puede o no gustar la arquitectura de John Pawson (pongamos por caso). Puede que no se soporte su sencillez o extremo despojamiento, pero si al menos su arquitectura reconociese que la vida mancha... Cada vez que un arquitecto confía en no sé sabe qué hadas mágicas que evitan que al fregar una pared el contacto con el suelo no se llene de mugre, un gatito muere. (O un pintor de brocha gorda se enriquece). 
Álvaro Siza, en esto si que hace magia. Porque prevé el porvenir de la obra de modo inmejorable. No cabe considerar a nadie un excelso arquitecto si renuncia a realizar los mejores rodapiés posibles. O dicho de otro modo, no cabe presumir de nada si no se anticipa donde la gente se arrimará y dejará sus benditas e inevitables huellas

1 de agosto de 2022

ALDO ROSSI QUE ESTÁS EN LOS CIELOS


Aldo Rossi, arquitecto que permanece en el cajón de la historia por parte de las nuevas generaciones, no está tan muerto y enterrado como parece. De hecho, su fantasma sobrevuela por tantos y tantos proyectos de la actualidad que simplemente hoy es casi un trendintopic invisible. 
Al igual que hace apenas un lustro la arquitectura tecnopolítica y cachivachera era dependiente del inagotado manantial de Hejduk, hoy no podría existir la arquitectura de Office (Kersten Geers, David Van Severen) ni de Pier Vittorio Aureli, ni de tantos cazadores de tendencias, sin otro padre que Rossi. 
Esto bastaría para probar que se hacen necesarios veinticinco años, para poder resucitar y revalorar el trabajo de los ancestros. En ese tiempo el olvido ha limpiado las connotaciones en que el homenajeado desarrolló su trabajo, y a la vez permite su malinterpretación y su actualización. Son necesarios veinticinco años para que el lavaplatos del tiempo nos permita reivindicar el pasado. O lo que viene siendo lo mismo en términos orteguianos, una generación. 
Resumiendo, si quieren copiar, miren bien el calendario. 
Asegúrense de que el homenajeado esté muerto.
Y que merece ser copiado.