21 de octubre de 2013

LO GRAVE DE LA GRAVEDAD

En arquitectura, lo grave de la gravedad es que no podemos escapar a su preciosa influencia. Frente al resto de las artes, libres de está penosa limitación, la arquitectura ha hecho del lastre gravitatorio su primera virtud.
Debido a esta fuerza extraña y no bien explicada aún por la física -puesto que los gravitones son todavía el equivalente de un flogisto inagotable- se han escrito los episodios más notables de la historia de la arquitectura. Los devaneos del hombre con esta línea vertical e invisible permiten reconstruir su grado de civilización más allá de cuestiones meramente estructurales o formales.
Desde una óptica concentrada en la fuerza de la gravedad, hasta los ordenes de la arquitectura clásica podrían ser considerados poco más que una compleja colección de desagües de esa sustancia transparente e inagotable. Cada columna es y ha sido un sumidero de la gravedad. Cada capitel, sea dórico o corintio, debe su forma a la recogida de una carga desde una altura superior. El abombamiento en el último tercio del fuste de la columna que llamamos éntasis, significa el esfuerzo de ese canalón por resistir como resiste un saco cargado. Cada plinto, escocia y toro, más que molduras son anillos que embridan los golpes de sifón de esa sustancia al aterrizar contra el estilóbato.
La arquitectura es el embudo civilizatorio de la fuerza de la gravedad, también su símbolo: la más sofisticada y exquisita plomada descubierta por el hombre.
La arquitectura es el tributo del ser humano a la gravedad. Un tributo que esta fuerza, constante, ciega e impertérrita, acaba tarde o temprano derribando, sin esfuerzo y sin percatarse, para gloria de la naturaleza y humildad del arquitecto.

8 comentarios:

José Ramón Hernández Correa dijo...

Muy bueno. Muy gráfico lo de las columnas como "desagües gravitatorios".
¿Y a la vez el ansia por el voladizo, por las luces, por la esbeltez... no es una lucha contra la gravedad? ¿No hay un afán de vencerla?

Santiago de Molina dijo...

Los voladizos parecen la demostración de ese "triunfo" del hombre sobre la naturaleza. Son un reto lanzado contra unas leyes ciegas que cobran cuerpo gracias a esa esbeltez, ¿no te parece?.

Muchas gracias y un abrazo José Ramón.

arquitextonica dijo...

Son preciosistas y evocadores los referentes clásicos que trazas, pero, para mi, como arquitecto, el más contundente ejemplo del trabajo de la gravedad sobre la obra de arquitectura lo vi en la pirámide acodada de Dahshur. El cambio de inclinación y el estallido de los bloques de la base evidenciaban la contundencia e implacabilidad de la gravedad actuando sobre un posible error de cálculo de los compañeros de la época.

Santiago de Molina dijo...

Muchas gracias por la referencia también preciosista, Miguel!!
Abrazos

Isma dijo...

éntasis = tensión...

observer dijo...

La naturaleza es prolija en ejemplos de todo tipo en los que demuestra su maestría en la gestión de la gravedad: mismamente un árbol es un prodigio de una sencillez pasmosa, especialmente si tenemos en cuenta que no responde a un diseño razonado.

Santiago de Molina dijo...

Gracias por la brevedad y la precisión Isma!
Un saludo

Santiago de Molina dijo...

Observer, muchas gracias por la aportación del árbol. Otra cosa es que no responda a un diseño razonado...porque tiene lógicas aplastantes en su modo de crecimiento y estructura ;-)
Un saludo y gracias!!