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26 de noviembre de 2023

LA GRADA AGRADA


Cada auditorio, cada anfiteatro, parlamento y circo; cada asamblea y cada plaza de toros, concentran la atención y logran su funcionamiento gracias a un mecanismo elemental llamado graderío. El graderío, por si alguien no se ha parado a contemplar algo tan tonto con ojos de novedad, es ese sistema de escaleras agrandadas en las que uno se sienta junto a otros en diversos actos sociales.
Podría decirse que esa falta de atención hacia las gradas es debido a que se trata de algo más bien rupestre y primitivo, pero no puede despreciarse el hecho de que no caducan. Que acompañan al hombre y a la civilización desde su inicio.
La grada agrada. En sus peldaños se arremolinan las multitudes para contemplar el discurso, el baile, el balón y sus atletas, la representación teatral y la muerte del gladiador. El toro y el discurso parlamentario se atienden gracias a la sutil inclinación de esos peldaños que son a la vez asientos. El graderío es, pues, el espacio cívico por excelencia. El graderío soporta el parlamento y el cadalso. Nos recuerda que somos seres sociales, visuales y auditivos. En ningún otro lugar como en el graderío somos individuos de la especie humana y masa a la vez. El graderío sustenta la democracia tanto más que las constituciones. Sin el acto de escucha al otro, sin el espacio para juntarse en torno a un punto de atención compartido, difícilmente seríamos seres en comunidad. Por mucho que allí no siempre se dé lo mejor del ser humano, las gradas son el invisible tótem de lo social. 
Every auditorium, every amphitheater, parliament and circus; every assembly and every bullring, concentrates attention and achieve their functioning thanks to an elemental mechanism called grandstand. The grandstand, in case someone has not stopped to contemplate something so silly with new eyes, is that system of enlarged stairs where one sits next to others in various social acts.
It could be said that this lack of attention towards the stands is due to the fact that it is something rather primitive and primitive, but the fact that they do not expire cannot be disregarded. They accompany man and civilization from its beginning.
The stand pleases. On its steps, crowds gather to contemplate the speech, the dance, the ball and its athletes, the theatrical representation and the death of the gladiator. The bull and the parliamentary speech are attended thanks to the subtle inclination of those steps that are also seats. The grandstand is, therefore, the civic space par excellence. The grandstand supports the parliament and the scaffold. It reminds us that we are social, visual and auditory beings. Nowhere else like in the grandstand are we individuals of the human species and mass at the same time. The grandstand supports democracy much more than constitutions. Without the act of listening to the other, without the space to gather around a shared point of attention, we would hardly be beings in community. As much as there are not always the best of human being there, the stands are the invisible totem of the social.

9 de abril de 2012

PALABRAS DE ARQUITECTURA


...inquietud, pudor, silencio, lugar, modestia, precisión, sensibilidad, construir, intuición, empatía, materia, serenidad, luz, hogar, emoción, idea, macla, amable, mutante, armonía, simetría, mensurable, coherencia, dibujo, cliente, cuidado, cohesión, compromiso, sustracción, precisión, pitipié, honestidad, análisis, hombre, espacio, tiempo, escala, peso, zaguán, presencia, volumen, vacío, enjarje, invisibilidad, efímera, duradera, composición, uso, percepción, ética, ecología, honorarios, belleza, trabajo en equipo, pasión, dimensión, razón, entereza, etc, rigor, cortesía, sinceridad, dedicación, estudio, paciencia, más paciencia, humildad, geometría...(1) 

Las listas de palabras oscilan entre dos vocaciones: lo enciclopédico y lo infinito. Umberto Eco habla de los diferentes vértigos que atraen las listas, una poética del “todo está aquí” y una poética del “etcétera”. 
Aquí cada palabra corresponde a la misma esfera conceptual, incluso cuando los términos de la lista no parezcan coherentes entres si. En ocasiones parecen referirse a la arquitectura y en otras al que la produce. 
Estas enumeraciones son propias de culturas primitivas que las emplean cuando aun no poseen una red de jerarquías capaces de definir las esencias del mundo. Pero también son propias de culturas desarrolladas insatisfechas con algunas de sus definiciones medulares. Cuando se trata de ponerlas en cuestión, o de descubrir nuevas propiedades esenciales, hay que realizar listas. El desasosiego es un acicate extraordinario para generarlas y son signos innegables para detectar, a lo largo de los tiempos, el anhelo de futuro de cualquier disciplina. 
En momentos de incertidumbre, siempre se empieza por hacer listas. Como el que tras un incendio tiene que inventariar lo que ha sobrevivido al paso de las llamas. 

(1) Gracias a todos los que habéis colaborado en tan solo unas horas a la elaboración de esta lista colectiva. 

3 de mayo de 2010

ATAVISMO



En cada obra, en cada acto humano siempre se encuentran las huellas dactilares de otros hombres. Los arquitectos olvidados alimentan lo que hacemos. Esa paternidad secreta que recorre la arquitectura, hace ignominiosa su ignorancia. Cargamos sobre nuestras espaldas con la herencia del forzoso atavismo arquitectónico que nos alimenta y nos provee de verdadera libertad.
Negar esa levísima carga de pasado que posee cada trazo, cada material, o cada uso, amputa felices posibilidades al proyectar. La mera utilización de cierto material de dibujo, la mera visión en secciones o perspectivas, o el simple formato del papel, son parte de su herencia.
Lo queramos o no, somos hijos de generaciones de arquitectos cuyos nombres, para la mayoría, no son ya más que parte de ese ruido de fondo de la arquitectura, en edificios inextricables y desconocidos. Sin embargo, sobre ese sustrato alimenticio han crecido los maestros que hoy nos acompañan, y sobre ese suelo fértil crecerá el futuro, una vez que nuestra generación haya pasado, nuevamente, a engrosarlo como una parte más de la ciudad que habitamos

“Cuando grito, no grita mi yo para decirse.
Cuando lloro, quien llora dentro de mí es cualquiera,
y es tan sólo en los otros donde vivo de veras.
Mis cantos son los cantos rodados que una mansa
corriente milenaria suaviza y uniforma,
y el murmullo del agua los va deletreando.”(
1)

(1) CELAYA, Gabriel, “Pasa y sigue”, Paz y concierto, 1953.

8 de junio de 2009

A PIE DE OBRA


La pertenencia de Sigurd Lewerentz al panorama de la arquitectura moderna se debe indudablemente al último periodo de su arquitectura. La etiqueta de “clasicismo nórdico” es insuficiente para comprender el proceso de trabajo de un arquitecto que pertenece, más bien, a esa estirpe de artesanos que siente la necesidad de entender en continuidad la obra y el proyecto de arquitectura, y de reinventar a cada paso sus herramientas.
Es leyenda que en la construcción de la iglesia de San Pedro, Lewerentz casi era un obrero más. Y que en el desarrollo del trabajo, obra y proyecto se daban a la vez. Dibujos y ladrillos se adelantaban y rectificaban mutuamente, tratando de encontrar la solución óptima. Junto al capataz Sjoholm, el desarrollo de los trabajos se daba de modo semejante al de un taller medieval de canteros.
El intento por establecer paralelismos con un modo de construcción ya perdido, ciertamente idealizado, parece quizá excesivo. Pero la creación de una atmósfera a pie de obra donde la capacidad del operario para introducir sus propias adaptaciones y mejoras pudiese diluir en parte la autoría del arquitecto amplifica aun más el carácter poético que esa iglesia, ya de por si, tiene.
Desconocemos el grado de improvisación permitido por Lewerentz a los operarios. Seguramente menos del que cabe imaginar. Sin embargo es posible hacer ese ejercicio debido a la carga táctil y la densidad de soluciones que conviven en tan poco espacio. Esas revelaciones y sugerencias están permitidas.
El esfuerzo, misteriosamente, siempre queda arraigado en la materia.

29 de abril de 2009

PROCESOS DE PARTICIPACION



Aun hoy, los procesos de participación continúan siendo un territorio solo parcialmente explorado en las relaciones mantenidas entre la arquitectura y la sociedad. La arquitectura participativa intenta involucrar a los habitantes en la toma de decisiones, en explicar las consecuencias de cada una, en disolver de algún modo el papel del creador en una sopa de eventualidades e intereses contrapuestos.
Uno de los pioneros en hablar de arquitectura de participación fue Ralph Erskine. El talante de Erskine estaba a medio camino entre una educación cuáquera y la alta cultura sueca, dialogante hasta el extremo más increíble. Una de las experiencias más importantes en este campo se da en Byker, una localidad de Newcastle. Esta localidad había sido creada en 1880 para dar alojamiento a dieciochomil obreros de las industrias de Newcastle. No obstante en 1968 su deterioro era imparable y se hacía necesario algún tipo de medida.
Erskine recibió el encargo en septiembre de ese año. Su hija Jane y Arne Nilsson se fueron a vivir allí para conocer la problemática del vecindario de cerca. Un mes después se presentó un memorando con las intenciones básicas en cuanto a los niveles de participación. Erskine decidió abrir un despacho cerca de la obra. Casualmente se empleó el local de una antigua funeraria. Allí llegaron a trabajar cerca de veinte personas. Pronto los habitantes entendieron el estudio como un servicio más. En 1971 se inició la construcción de una manzana piloto para el que se ofrecieron voluntarias cuarenta y siete familias. Una década después se construyó Byker Wall.
Esta construcción sobrepasa el medio kilómetro de longitud. Erskine propuso para la difícil articulación de la cara más ciega una composición de grandes ladrillos de colores. Igualmente con ese sistema se señalaban los lugares de entrada. Como material en la cara más abierta se empleó madera, aprovechando una idea arraigada en la mentalidad inglesa que vincula este material con lo provisional. De ese modo, los propios inquilinos la sustituirían por otros materiales o serían pintadas de colores con el transcurso del tiempo. Con los años la polución ha acabado atenuando los contrastes y ha dado a la cara de ladrillo un aspecto mucho más masivo y brutal. La diferencia entre ambas fachadas se ha incrementado y hoy resulta un conjunto extraordinariamente sugerente.
Sin embargo el notable alejamiento del Erskine de la obra no es tan solo un hecho anecdótico: Transforma el origen de la obra de arquitectura. Para empezar, cuando se habla del arquitecto, éste es siempre el antecedente de su producción. Es decir, la obra actual debe hilvanarse de alguna manera con la producción preliminar. Sin embargo aquí no parecía intervenir la memoria de Erskine, ni siquiera el sedimento depositado por sus obras anteriores en su propio proceso de proyecto. Tan solo afloraban entre las formas los conflictos generados por los habitantes.
Roland Bartes decía en "La muerte del autor": “se supone que el Autor es el que nutre el libro, es decir, que existe antes que él que piensa, que sufre y vive para él; mantiene con su obra la misma relación que un padre respecto a su hijo. Por el contrario, el escritor moderno nace a la vez que su texto; no está provisto en absoluto de un ser que preceda o exceda su escritura, no es absoluto el sujeto cuyo predicado sería el libro
Charles Jencks profetizó que Byker Wall podía llegar a ejercer más influencia en las siguientes generaciones de arquitectos que la colonia Weissenhof en la arquitectura moderna. Pero la verdad es que prácticamente veinte años después, y confirmando una vez más la incapacidad de la profesión para el ejercicio oracular, no parecen haberse acertado los pronósticos.
Aparte del trabajo de Erskine apenas media docena de ejemplos han logrado cierta calidad por medio de estos procedimientos. En un mundo en el que el desarrollo de los medios de intercomunicación e información está teniendo crecimientos exponenciales, los procesos de participación debieran convertirse en una verdadera oportunidad para acercar de un modo abierto y dialogante a la sociedad, lo que la arquitectura hoy puede ofrecer.