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22 de enero de 2024

MANUAL DE JARDINERÍA

Cualquier manual de mantenimiento del jardín que aspire a ser respetable debe renovar y actualizar sus consejos con frecuencia. El simple cambio climático no asegura que los consejos de hoy valgan para mañana mismo. En este breve decálogo del buen jardinero, podrás encontrar las claves para que ese reducto de frescor y tranquilidad siga dándote alegrías.
En primer lugar, olvídate de aniquilar las malas hierbas. Son parte del paisaje y su cultivo debe ser incentivado. De las malas hierbas dependen las buenas. No habría rosas sin la maleza y ver en ese contraste devorador alguna virtud metafórica es el signo de la nueva jardinería.
No hay jardín que se precie de serlo en el que no puedan morir sus visitantes. Si el peligro se erradica de un jardín, ¿acaso merece la pena la visita? El jardín debe esconder amenazas, y sorpresas no siempre agradables. Sorpresas bien diferentes a las de los infantiles jardines pintorescos del siglo XIX. El jardín debe esconder trampas para osos, pozos con estacas afiladas, toxinas y enfermedades, especies venenosas y hasta alguna fiera suelta.
Añadido a eso, el jardín debe cultivar juntas plantas comestibles y venenosas de modo que se haga imposible distinguir unas de otras, sea eso la soja, el café o alguna especie aun considerada prohibida, completando por la vía culinaria ese consejo previo sobre sus peligros. De ese modo aseguraremos un público diverso entre sus senderos y recodos y una fuente de nutrientes orgánicos gracias a los fallecidos entre sus árboles y espesuras. Además, el jardín debe ser un refugio para la fauna local. Los insectos, aves y pequeños mamíferos son esenciales para mantener un ecosistema equilibrado. Por lo tanto, evita el uso de pesticidas y herbicidas que puedan dañar a estos pequeños ayudantes y en su lugar usa la mierda natural y la nutritiva descomposición de los turistas perdidos. Recuerda, cada criatura tiene un papel en el jardín, y su presencia es un signo de salud. El jardín deberá cuidarse para adecuarse a un clima imprevisible y cada vez más extremo, y para ello ningún manual puede dejar de lado que posiblemente haya que abrir paso a los cactus y a las plantas carnívoras. El jardín contemporáneo necesita antes que de jardineros, de personas dispuestas a entender su labor como la de un Noé moderno. El jardín hoy debe poder ingerir ciudades, arrasar pueblos, inundar con la furia de sus ríos lo que buenamente pueda como signo de su vitalidad irrefrenable. Lo que un jardín no preserve por si mismo, se perderá para siempre. El jardín del futuro deberá limpiar el mundo y deberá hacerlo bestialmente. No olvidemos que su mayor amenaza son los jardineros y los manuales de jardinería por su voluntad de civilizarlo todo.
Any serious garden maintenance manual must renew and update its advice frequently. Simple climate change doesn't ensure that today's tips will guarantee tomorrow's yields. In this brief decalogue of the good gardener, you can find the keys for that haven of freshness and tranquility to continue bringing you joy.
Firstly, forget about annihilating weeds. They are part of the landscape, and their cultivation should be encouraged. The good depends on the bad. There would be no roses without the weeds, and seeing some metaphorical virtue in that devouring contrast is the hallmark of new gardening.
No garden worthy of the name should prevent its visitors from dying. If danger is eradicated from a garden, is the visit worthwhile? The garden should hide threats and not always pleasant surprises. Surprises quite different from those of the picturesque children's gardens of the 19th century. The garden should conceal traps for bears, pits with sharpened stakes, toxins and diseases, poisonous species, and even some loose beast.
In addition, the garden should cultivate edible and poisonous plants together, making it impossible to distinguish one from the other, be it soy, coffee, or a species still considered forbidden, thus completing the culinary advice on their dangers. In this way, we will ensure a diverse audience among its paths and corners and a source of organic nutrients thanks to the deceased among its trees and thickets. Furthermore, the garden should be a refuge for local wildlife. Insects, birds, and small mammals are essential for maintaining a balanced ecosystem. Therefore, avoid the use of pesticides and herbicides that can harm these little helpers and instead use natural dung and the nutritious decomposition of lost tourists. Remember, each creature has a role in the garden, and its presence is a sign of health.
The garden must be cared for to adapt to an unpredictable and increasingly extreme climate, and for this, no manual can overlook that cactus and carnivorous plants may need to make their way. The contemporary garden needs, before gardeners, people willing to understand their work as that of a modern Noah. Today's garden must be able to engulf cities, devastate towns, flood with the fury of its rivers whatever it can as a sign of its unstoppable vitality. What a garden does not preserve by itself will be lost forever. The garden of the future must clean the world, and it must do so beastly. Let's not forget that its greatest threat is gardeners and gardening manuals with their desire to civilize everything.

9 de enero de 2023

TRES RETOS DE LA PRÓXIMA ARQUITECTURA

Los retos de la próxima arquitectura están delante de nuestras propias narices. La ecología, el occidentalismo y la crisis crítica acosan hoy a esta vieja disciplina con la misma furia con que unos perros asilvestrados reciben a quien se aproxima a su cercado. 
Entre esa jauría, los estertores de lo ecológico son cada vez más agónicos. La arquitectura contamina, per se. No hay sostenibilidad posible para una disciplina que trata de domesticar y adaptar lo poco que queda de naturaleza a sus propias necesidades. La huella de carbono será el próximo meteorito aniquilador (aunque el apocalipsis, como las suegras, nunca anuncia su visita). No existe una arquitectura ecológica real a pesar de que ésta aspire a un consumo "casi nulo". Cuando la construcción emite cerca del 40% del dióxido de carbono mundial, cada obra tiene, hoy más que nunca, el deber que compensar a la sociedad y comprometerse con la conservación del clima por medio de una reducción de los medios empleados ¿Resulta suficiente que reporte algo de belleza a cambio? ¿Bastará con añadir verde y más verde sobre las fachadas, cubiertas y calles de la ciudad? ¿Estamos condenados a restaurarlo todo, como quien pone parches a una vieja chaqueta raída por el uso?
La siguiente cuestión proviene del complejo de culpa que perfora como un trépano la conciencia de la arquitectura del primer mundo. El poscolonialismo, el heteropatriarcado o las derivadas del universo "woke", han hecho que el relato de la arquitectura haya perdido sus asideros. El canon "blanco, masculino y occidental" que ha dictado las reglas de la arquitectura durante siglos, ha aupado a sus congéneres "blancos, masculinos occidentales" y a una lista de obras maestras encargadas y construidas por "blancos, masculinos occidentales" en un ciclo que hoy se considera fraudulento e inmoral. La misma idea de lo canónico, ha dejado fuera de la historia tanto a las minorías como a sus legítimos relatos. El actual esfuerzo posmoderno que obliga a rebuscar en el cajón del pasado obras meritorias y referentes alternativos (en ocasiones inexistentes) hace que olvidemos que ese mismo esfuerzo se asienta en una cultura de puesta en valor de las diferencias que es fruto de un cancelado mundo "blanco, masculino y muerto"... ¿Cómo superar y construir relatos que estén a verdadera altura? ¿Cómo impulsar el futuro para erigir cuanto antes ejemplos que sirvan a las nuevas generaciones para avanzar sobre un terreno que es una auténtica ciénaga?...
Entre esos conflictos el chillido más histérico y hueco proviene de la "crítica". Adormecida ante su propio onanismo y falta de dedicación no muestra ni referencias posibles, ni casos ejemplares (o antiejemplares). Cada vez más ronca, permanece paralizada ante sus propios miedos. Como un perro viejo, aunque ladra, languidece castrado. Ni se ocupa de la revisión de la historia, ni genera teoría, ni siquiera es capaz de juzgar el presente porque carece del necesario criterio (un criterio que ha sustituido por mero griterío). Ante esa esclerosis, el ejercicio crítico ¿en manos de quién queda? ¿del entrevistador, de los influencers, del oportunista sin formación, del comentarista de turno, intitulado como crítico, que escribe sobre lo que nunca ha hecho, incapaz de distinguir una obra de arquitectura de una berza? ¿Basta con exigir el desarrollo de una poderosa autocrítica?... 
El ruido no deja de aumentar. Pero al fondo no todo permanece oscuro. Aunque sean pocos, algunos siguen concentrados, ajenos a los maullidos, tratando de responder con su propia voz a su tiempo. No es difícil localizarlos. Basta mirar fuera de los bordes del discurso mainstream. Basta encontrarles concentrados en sus diferentes formas: en un tema, una idea o una forma de ver. La concentración, su concentración, irradia. Y los hace libres. Seguramente de ahí vendrán las respuestas.

7 de noviembre de 2022

CÓMO HACER UN BUEN "PLANO DE EMPLAZAMIENTO"


Un plano de emplazamiento no es un documento al que le basta con una simple X para localizar el proyecto, una flecha marcando el norte y un par de decenas de curvas de nivel. Desde luego debe permitir explicar la localización, y también los colores de la vegetación durante el transcurso de las estaciones, los recorridos de quienes por allí cruzan de modo ocasional las tardes de domingo, las huellas de las construcciones olvidadas, los cursos del agua que caen por las pendientes formando remolinos tras la lluvia, los huesos enterrados bajo su suelo, el viento, sus costumbres y cambios de dirección así como las de sus habitantes nocturnos, el rocío matinal, la contaminación, los gatos y los insectos que ahora lo consideran su hogar, la claridad con la que se ven desde allí las estrellas, etc...
Para hacer un plano de emplazamiento ayuda saber que se trata del sumatorio de las capas que constituyen un sitio y las relaciones que éste establece con el proyecto, y que, por tanto, no puede dibujarse fielmente. Es decir, no hay plano de emplazamiento sin renuncia. Hay que renunciar a los gatos, o las estrellas. Aunque sean precisamente los datos omitidos quienes mejor pueden revelar su verdadero sentido...
Todo este fárrago previo es más fácil de entender si se estudia el ejemplo de la imagen y su tema. La niebla entre los árboles, sabiamente representada por Hasegawa Tohaku a finales del siglo XVI, no existe como tal. De hecho, no aparece gracias a capas y veladuras de pintura blanca como haría el más habilidoso de los pintores occidentales del Renacimiento. Se muestra indirectamente gracias a la maravillosa disolución de los trazos de la tinta negra que representan los pinos. La niebla no es lo que se pinta, sino una ausencia.
Para que un plano de emplazamiento pueda considerarse bueno, en realidad, no hay que hacer otra cosa que eso.

3 de octubre de 2022

LA BRUMA COMO MATERIAL DE CONSTRUCCIÓN


En mitad de un paisaje húmedo, un alzado, más que un alzado como tal, resulta un borde difuso o, con suerte, un ligerísimo cambio de tonalidad en el aire. Entre la niebla de la mañana, las juntas, los materiales y el color se vuelven algo menos sólido y la habitual distinción de figura y fondo queda erradicada por completo. Ese aire con cuerpo, sumado al de la propia arquitectura, confluyen entonces y obligan a pensar en lo cercano y lo lejano de otros modos. (De hecho ¿qué es un alzado en semejantes condiciones?).
En Galicia o en Bangladesh, esta humedad es algo más que micropartículas de agua en suspensión. Es una materia que trasciende la humedad misma y que afecta más que a los huesos ya que ofrece repensar desde su centro lo que es la forma. La bruma hace de todo un continuum en el que la arquitectura es solo aire un poco más denso. De ese modo, la opacidad se consigue a base de distancia, no de materia. 
Aparentemente no son muchas las obras de arquitectura moderna conscientes de vivir inmersas en la bruma y menos aún las que aprovechan las posibilidades arquitectónicas que brinda un clima semejante. Proyectar para lugares donde el edificio aparece solo con el paso del día requiere de algo más que sensibilidad hacia el clima o hacia el lugar. Exige de un arquitecto que proyecte con densidades antes que con sus instrumentos tradicionales. Exige saber construir para que el viento pase, para que la obra no se llene de corrosión o de detalles que se pudran. Exige, como hace Kahn en la India, Fujiko Nakaya y los buenos arquitectos gallegos, proyectarse en mitad de la humedad como parte de ella. 

26 de septiembre de 2022

LA ÚNICA ARQUITECTURA ECOLÓGICA ES LA QUE NO SE CONSTRUYE


La única arquitectura ecológica es la que no se construye. La que no gasta. La que no desaprovecha los escasos recursos. (Y tras esa, la que construye sobre ruinas o sobre lo construido). Lo demás es mentir. Porque la arquitectura produce impacto y necesita la inversión de enormes cantidades de energía para ponerse en pie...
Somos seres que luchan contra la naturaleza desde tiempos ancestrales. Frente a su frío helador, inventamos el control del fuego; frente a la hambruna, la agricultura. La arquitectura es parte de ese ciclo de domesticación del medio. A cambio, el mundo debiera ser mejor. Más bello. El único consuelo posible para el arquitecto no es si contamina lo mínimo, sino si emplea con verdadero compromiso los medios que pone a su disposición la sociedad. Existe una ética en el trabajo del arquitecto también ligada a la consciencia de consumo de recursos: a cambio debe reportar algo mejor que esos recursos en bruto. Su conjunto debe ser más que la suma de ladrillos, acero y vidrio. Su conjunto debe mejorar el sitio que toma prestado. Debe devolver, precisamente al conjunto de los hombres, un beneficio. (Y digo al conjunto y no a un hombre particular).
De lo contrario, mejor no construir. 
Esa otra, que se quede en el papel. Y que sea en poco papel. 

12 de septiembre de 2022

SERES FABULOSOS Y ARQUITECTURA


En ocasiones la arquitectura produce, casi sin querer, seres fabulosos. Así, este animal con leve aspecto de camélido es más que un simple animal de carga: es un ser mitológico que desborda a los centauros y las esfinges en sus capacidades y poderes. Este monstruo no es una mezcla entre león y mujer o entre caballo y guerrero, sino uno diferente y acogedor, formado por el híbrido entre una casa y un camello. El suelo enrollado como una alfombra, los arcos de madera flexible, la llanura que se extiende de fondo y el animal del desierto forman un ser único y casi alado.
El nomadismo implícito en la casa a cuestas, en la especie concreta del animal y su resistencia al calor y a la falta de agua constituyen una manera de relacionarse con el mundo. Por eso la imagen es tan hermosa, inquietante y arquitectónica. ¿Sabía alguien de la existencia del "casacamello"?