20 de septiembre de 2021

SIMETRÍA Y SALFUMÁN

La obtención de la forma moderna debe más al hundir en el ácido de la abstracción y de la asimetría las formas del pasado, que al funcionalismo y al hormigón juntos. Sumergir un par de días en ese líquido corrosivo cualquier arquitectura garantizaba su completa desinfección ornamental. Bajo un líquido semejante, las acroteras, canecillos y angelotes se desprendían de los muros como la carne de los huesos en un cadáver. Ciertamente la agresiva combinación dejaba un embarazoso olor a salfumán pero, a cambio, lo rancio quedaba completamente erradicado. 
Los químicos saben bien de los devastadores efectos de no manejar con precaución el ácido y sus disoluciones. No sucedió lo mismo con los arquitectos modernos encumbrados en esa nueva alquimia de la limpieza. 
Que Mies van der Rohe, por ejemplo, manipulase aquellas sustancias corrosivas sin precaución era jugarse demasiado. Sobre todo para los ojos. Y que en la necesaria proporción entre abstracción y  asimetría, se prescindiera además de este último componente era tontear con fuego...
La asimetría sin el equilibrio que brinda la abstracción resulta un potente explosivo. ¿Acaso el paso del tiempo no carcome la forma de un modo semejante? ¿Acaso la simetría no es un procedimiento netamente clasicista? En “Complejidad y Contradicción”, Robert Venturi se encargó de subrayar los simpáticos efectos de la exacta compensación entre las partes que brindaba la simetría. Pero es que la empleada por Mies le hacía más posmoderno que el mismo Venturi. Las plantas de los edificios americanos de Mies, desde los construidos a los proyectados, el Crown Hall, muchos de los del campus del IIT, incluso la Galería Nacional de Berlín suponen una bofetada a la moderna asimetría. 
¿Por qué calificar entonces a Mies como un arquitecto moderno? ¿Solo por su abstracta sencillez? ¿Solo por el uso del vidrio y el acero? 

6 comentarios:

Unknown dijo...

Simple y corroido se me ha quedado el cerebro con esta metafora alquimista.

Santiago de Molina dijo...

Gracias, a pesar de todo, por tu lectura. Detrás de la corrosión siempre brilla algo. Un saludo!

Unknown dijo...

Asi es.Para mi,una entrada brillantemente original.

Santiago de Molina dijo...

Muchas gracias por tu lectura y ver originalidad en esas palabras. Saludos!

Rob Dubois dijo...

Para solo mencionar dos compatriotas míos: Oud y Duiker, protagonistas de la primera generación heroica de lo moderno, que tienen sus curriculums llenos de proyectos simétricos. La gran ausencia de asimetría en su obra nunca ha sido un factor de peso para descartar su obra como revolucionario.
El gran Oud incluso se atreve a partir de los años 30 en un camino que podemos clasificar posmoderno avant la letre, para conseguir ser rechazado por amigos y enemigos por igual, i para luego volver tímidamente a sus inicios modernos (y simétricos).
El genial Duiker muere muy joven, mientras preparaba el proyecto para el hotel Gooiland (acabado ese por Bijvoet). La planta del hotel es por primera vez ligeramente asimetrico, algo es algo...

Santiago de Molina dijo...

Hola Rob, Muchas gracias por tu comentario. Llevas toda la razón. Hay arquitectos periféricos aunque de la primera generación que tienen ese ingrediente de los simétrico en su producción. A ellos puede sumarse Lewerentz e incluso el primera Aalto. Sin embargo el tránsito a lo moderno creo que se apoya sobre lo asimétrico. En el momento en que todos estos arquitectos que ocuparon dos mundos pasan a la modernidad, abandonan ese rastro del equilibrio formal de la simetría. Algo es algo, efectivamente. Mil gracias y un saludo