17 de agosto de 2020

O RAMAS O RAÍCES


Es un viejo cliché que son las raíces quienes sustentan los árboles. A ellas les atribuimos virtudes que tienen que ver con el servicio a lo que asoma por encima del suelo. Por eso el protagonismo del mundo vegetal se ha concentrado históricamente en las flores y los frutos. Salvo la agricultura de patatas, zanahorias y otros tubérculos, pocos son los verdaderos amantes de las raíces y los suelos. Sin embargo en ese mundo de capilaridades invisibles por las que las más pequeñas plantas se hunden hasta encontrar sustento, existe una minoría de admiradores del barro y las raíces que han descubierto que la relación entre la diferente fisonomía de la planta no es de mero servicio. De hecho, esas galerías de raíces, minas desde la que extraen minerales más valiosos que el oro para los humanos, perforan el terreno hasta profundidades impensables hasta encontrar suficiente agua y nutrientes, no son menos hermosas que la parte aérea de la planta. En ocasiones esa desproporción habla de la dureza del clima y del extraordinario esfuerzo que supone sobrevivir. También hace cuestionarnos quien sustenta a quien
“Somos árboles al revés, que arraigan por sus frutos” dijo, clarividente, Todorov. En arquitectura y a este respecto hay que decidirse pronto. Y la doble cosmovisión que ponen ante nosotros las plantas supone una extraordinaria imagen. Porque asentar el trabajo sobre el aire o la tierra ofrece solamente dos modos de ser arquitecto. Y solo dos. Más precisa que la distinción entre zorros o erizos de Isaiah Berlin, los arquitectos eligen, consciente o inconscientemente, ser ramas o ser raíces. 
Las obras de cada uno crecen de maneras muy diferentes, por mucho que ramas y raíces se parezcan como misteriosos seres siameses…

2 comentarios:

Pablo Twose dijo...

Hola Santiago.
Recientemente salieron dos libros enfocados hacia ese otro lado de la tierra. Por si les quieres echar un ojo:
El subsuelo de David W. Wolfe
Bajotierra de Robert Mcfarlane

Gracias por tus escritos.
un abrazo.

Santiago de Molina dijo...

Hola Pablo,
Fantástica aportación. Los miraré. Muchas gracias.
Un abrazo