19 de abril de 2021

EL ARTE DE LAS FRONTERAS IMPERFECTAS


Las fronteras son un asco. Las tumbas donde yacen aquellos que murieron defendiendo las fronteras no tienen fin. Todavía es mayor el número de los que murieron tratando de ampliarlas. Ese mundo de bordes y límites es intrínseco a la naturaleza. Un animal es capaz de dejarse despedazar con tal de no abandonar sus pastos. Entre un lóbulo del cerebro y otro existe una frontera. Entre el corazón y los pulmones otra que de ser traspasada pone en peligro la vida del organismo que los acoge… Entre nosotros y el mundo, entre el entendimiento de una persona y otra, entre una idea y su opuesta existen fronteras equivalentes. 
Las fronteras, encarnadas en muros, pasaportes y porteros, impiden la completa ósmosis y una comunicación eficaz. Aun así, aun a pesar de su impermeabilidad y su duro blindaje, no son infranqueables. No existe ninguna frontera perfecta en su aislamiento. Toda frontera tiene puertas y claves. No hay inmunidad posible a la humedad o a las hormigas. Las fronteras pueden impedir la circulación de personas, (e incluso de ideas), pero no de los humores y las conversaciones de sus guardianes al otro lado. No hay frontera, ni muro, que pueda impedir que el más modesto rayo de sol cruce a su través, o acaso la niebla. 
Si las fronteras no son puntos, ni líneas, sino algo semejante a superficies, la arquitectura es una sabia barrena, tijera o hacha, para lucir la posibilidad de cruces, contaminaciones y pasos a su través. La arquitectura es, precisamente, el arte de hacer visible y significante la necesaria imperfección de las fronteras.

10 comentarios:

Néstor Casanova Berna dijo...

Estimado Santiago:
El último párrafo de tu artículo es, como de costumbre, particularmente clarividente. Ya lo incorporé como cita a un trabajo que estoy escribiendo. Particularmente agradecido por ello, saludos desde Montevideo

Santiago de Molina dijo...

Estimado Néstor, Te agradezco mucho tu amabilidad. Desde ya quedas nombrado "lector del mes". ;-) Un afectuoso saludo
Santiago

Hache dijo...

En verdad el texto que además de bueno es breve, permite descomponer muy arquitectónicamente un concepto acaso más político que físico.
Brindo por ese rayo de sol, por el humor o el murmullo de la voz noctámbula del guardián de frontera o el humo de tu flamante puro.

Santiago de Molina dijo...

Muchas gracias por tu lectura, Fico. Un brindis compartido.
Aunque sin humos de puro.
Un saludo

ChusdB dijo...

Espectacular. No me sale otra palabra. Muda de asombro estoy. Gracias, como siempre.

Santiago de Molina dijo...

Ay!! Muchas gracias a ti, ChusdB!

Renovar carnet de manipulador de alimentos dijo...

¡Lo imperfecto siempre será más bello!

Santiago de Molina dijo...

Sin duda, lo imperfecto puede ser un arte. Muchas gracias por tu lectura!

Unknown dijo...

Hay una frontera tan tenue que se traspasa desde el inconsciente. De la vigilia al sueño.

Esa que tantas noches traspaso leyendo estas calmantes reglexiones pararquitectonicas.

Santiago de Molina dijo...

Confío que esa frontera sea dulce. Muchas gracias por dedicar ese momento del duermevela a leer estas líneas.
Un afectuoso saludo