26 de diciembre de 2016

EL DERECHO AL INFINITO


El pescador, primero dispuso una plataforma alejada de las mareas y del agua, luego, un sombrajo. Tras esperar largo tiempo a los siempre impuntuales peces, otro día se animó a arrastrar un sillón hasta allí. Desde entonces el puesto de pesca se convirtió en una terraza. Las alfombras, cojines y el resto de lo que podemos considerar pequeñas comodidades adicionales hicieron aparecer la idea de estar en medio de un salón. Hasta las posibles ampliaciones o mejoras en espera prometen ser capaces de inventar un nuevo nombre para ese estaribel desordenado pero lujoso. 
Los materiales son de aluvión, no hay diseño, se trata simplemente de algo provisorio. Pero en el conjunto algo resulta envidiable. A toda la humanidad debería reconocérsele ese derecho de construir sus propias habitaciones, pero sin perder ese otro derecho fundamental que es el derecho a que esas estancias contengan el infinito. Ese sería el principio de “otra” dignidad elemental que no es la de la simple y necesaria “vivienda digna”. 
Verdaderamente hasta que no se acabe con la miseria que genera un habitar digno no es posible ningún elogio esteticista a la favela, ni a lo precario, pero si es posible maravillarse ante algo de orden muy diferente: la vida que se apropia del horizonte marino y mejora lo consuetudinario con sus propios medios. Esos terrenos si merecen la atención de cualquiera a quien interese el origen de la arquitectura. Busquen en teorías, arquitectos, u obras del pasado si quieren averiguar cuáles son las aspiraciones de la arquitectura, pero será más rápido encontrarlo en un lugar mucho más íntimo, innato y elemental del hombre: cuando éste junta cosas en torno a un infinito.

3 comentarios:

Néstor Casanova Berna dijo...

Excelente observación.
Sólo me gustaría aportar, a las ideas ya recibidas de adecuación y dignidad, la idea superior de decoro. El decoro es el requerimiento último de la morada del hombre y no debe confundirse con el empaque burgués dominante. Creo que el verdadero decoro del futuro contendrá este acceso al infinito (o al horizonte, quizá) que tu artículo reivindica con justicia.
Saludos desde Montevideo y a redoblar las esperanzas y esfuerzos en el año que comienza.

Santiago de Molina dijo...

Muchas gracias por tu aporte sobre el decoro. Es muy pertinente. Un afectuoso saludo y los mejores deseos para este año que vamos a comenzar.

Diego dijo...

Me parece un artículo muy lindo!