5 de septiembre de 2011

RICHARD NEUTRA Y COMPAÑIA


En ocasiones se hace imposible contemplar la biografía de un arquitecto en solitario. La rivalidad debida al talento o a un contexto cercano nos ha legado importantes emparejamientos, que aunque son a menudo de más valor nemotécnico que real, suele esconden cuestiones de calado. Parece claro que no siempre la confrontación resulta productiva para la arquitectura, pero la mirada de soslayo sobre la producción de un gran rival tal vez si lo sea.
Tal es el caso de los arquitectos vieneses Richard Neutra y Rudolf Michael Schindler.
El caso es que Schindler pensó que el robo del cliente de la casa Lovell, o el extravío de su nombre de la autoría del concurso de la sociedad de Naciones, que habían realizado juntos, eran motivo para olvidar una carrera en compañía, una empresa compartida y más de un secreto.
Contrariamente a Schindler, que ni siquiera figuró en el selecto listado elaborado por Philip Johnson de los integrantes del “movimiento internacional” para la exposición del MOMA de 1932, el reconocimiento profesional de Richard Neutra a su llegada a América fue prácticamente automático.
Para entender el cainita rencor entre ambos, no puede olvidarse que Schindler había sido el pionero en abrir estudio en América, trabajado con Wright, y construido una casa más desprejuiciada y abierta que las que pudo lograr nunca el propio Neutra: la maravillosa casa Schindler, donde ambos convivieron una temporada.
La carrera meteórica de Neutra, su éxito social en una California rendida a sus pies toda una década, tal vez se debió a la sencilla elegancia con que supo adentrarse en lo más profundo del espíritu de la construcción americana con un lenguaje ligero, depurado, alegre y sereno.
Lograr que ningún cliente hable mal de un arquitecto parece un mérito añadido. Schindler atribuyó siempre el éxito de Neutra a su extraordinaria capacidad como publicista de si mismo. A estas alturas es fácil ver que no todas las acusaciones de Schindler eran justas. La casa en el desierto para el empresario Kaufmann de 1943, figura entre las obras más fructíferas para que la arquitectura americana se injertase en la verdadera modernidad.
Neutra había escrito poco tiempo después de su llegada al Nuevo Mundo un libro que ponía en valor las posibilidades técnicas de los materiales ligeros. El libro, editado en Alemania, se agotó inmediatamente: "Cómo construye América". Giedion, dedicó clamorosas páginas a su figura y su obra. Impartió conferencias por medio mundo y su obra fue generosamente expuesta y acogida. Es decir, Neutra quiso hacerse americano y lo logró.
Sin embargo el escaso valor de Neutra como teórico se basa en el supuesto de que el cliente y su felicidad vital deben ser logradas casi en exclusiva por medio de la arquitectura. Lo cual le sitúa a punto de tropezar con la más pueril inocencia si no estuviese contrarrestado con la profunda madurez que contienen sus obras construidas.
La imagen del comienzo pertenece a la patente de un sistema de cimentación prefabricada inventado por él. Se podría extrapolar toda su arquitectura a partir de esos cimientos. El mecano habla de la falta de peso que recibe, de una inusitada esbeltez en los soportes, y hace suponer una relación entre ellos y el resto de la construcción basada en apoyos sencillos capaces de permitir suaves movimientos. Más que una cimentación casi se trata del sofisticado diseño del ancla para la arquitectura ligera y aérea de un dirigible. O mejor aun, se asemeja a una cápsula espacial recién aterrizada en algún planeta inexplorado. Como su arquitectura, hasta los cimientos parecen tener la capacidad de volar.
Schindler era otra cosa y otro tipo de arquitecto. Incluso a la vista de lo expuesto casi parece que era solo él quien necesitaba la figura de un enemigo.
A pesar del notable desequilibrio en vida de sus respectivos trabajos en cuanto a la atención pública recibida, sus tallas como arquitectos han crecido con el tiempo hasta ponerse en paralelo.
Schindler y Neutra coincidieron de nuevo. En la misma habitación, cama con cama, en un hospital en 1953 antes de morir. Uno aquejado de un ataque cardiaco y otro de cáncer.
Como en las buenas películas americanas, justo a tiempo para la reconciliación y un final feliz.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente síntesis estimado Santiago, en la historia compartida entre estos dos arquitectos queda la impresión de un Neutra "malo" y un Schindler "bueno", porque claro, eso de andar "seduciendo" los clientes de sus amigos y benefactores no tiene muy buena pinta. Se lo hizo a Schindler en el caso del extravagante Dr. Lovell y también a Wright con el millonario Edgar J. Kaufmann. En todo caso, ambas casas proyectadas por Neutra son obras paradigmáticas de la historia de la arquitectura moderna. Saludos desde Chiapas y gracias por compartir estas reflexiones.

Fredy Ovando Grajales

Santiago de Molina dijo...

La historia entre Neutra y Schindler roza lo maravilloso. Y el emparejamiento resulta tan seductor como lo es el de Bernini y Borromini cuanto menos. La historia, que con Schindler no fue nunca generosa, ahora está recuperando mucha de su talla e importancia. Ambos arquitectos fantásticos, desde luego.

Me ha alegrado ver además la coincidencia en la publicación en tu estupenda y recomendable página biblioteca de arquitecto.

saludos y gracias Fredy!!!