1 de mayo de 2023

MINERÍA URBANA (PERO EN SERIO)

Cada ciudad es una mina. Las posibilidades de extracción de materia prima de la propia ciudad existen desde que la ciudad lo es. Un capitel griego es el tapial perfecto cuando se encuentra a mano. Del Coliseo se emplearon su marmol travertino y su bronce para hacer obras por toda Roma. Kilómetros de cable de cobre se extraen con la misma bárbara nocturnidad con que lo fue el bronce de las puertas del Panteón a manos de los Barberini. Ese canibalismo no tiene fin. Efectivamente la ciudad se recicla a si misma. Se devora. Hoy el negocio y la imagen de una ciudad convertida en mina se hace visible en cada contenedor de basuras de variados colores que hay depositados en las esquinas de cada calle y plaza.
Con todo, la minería urbana, además de ser un negocio, de esconder una injusta cadena de precariedades anidadas, y de ser el futuro, aun no ha fabricado el contenedor de reciclaje capaz de contener el bien más preciado de todos: el de sus propios edificios. Ese material en bruto, perfectamente reciclable y costoso, sumado al suelo que ocupa, constituye el bien más preciado. De él se pueden extraer materia de todo orden, no solo físicas también de identidad, memoria y tiempo. Todas ellas, valiosas como el oro, por mucho que sean ignoradas a menudo. Porque la minería urbana lo es cuando lo hace a lo grande.
Every city is a mine. The possibilities of extracting raw materials from the city itself have existed since ancient times. A Greek capital becomes the perfect rammed earth when it is at hand. The travertine marble and bronze of the Colosseum were used for works all over Rome. Kilometers of copper cable are extracted with the same barbarous stealth as the bronze from the doors of the Pantheon was taken by the Barberini. This cannibalism has no end. Indeed, the city recycles itself. It devours itself. Today, the business and image of a city turned into a mine is visible in every garbage container of varied colors deposited on the corners of every street and square.
However, urban mining, besides being a business, hiding an unfair chain of nested precariousness, and being the future, has not yet produced the recycling container capable of containing the most important one of all: that of the buildings themselves. This raw material, perfectly recyclable and costly, along with the ground it occupies, constitutes an extremely valuable asset. From it can be extracted matter of all kinds, not only physical, but also of identity, memory and time. All these materials are as valuable as gold, even though they are often ignored. Urban mining only counts when it's done on a large scale. 

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