2 de noviembre de 2020

CUANDO LAS ESCALERAS BAILAN

El ascenso y el descenso de las escaleras está acompañado de un movimiento corporal diferente al del mero caminar. Ese suave balanceo resulta casi imperceptible en las escaleras de todos los días, ocupados como estamos en ir pensando en nuestras cosas o en culpar a los vecinos de retener el ascensor que nos obliga a usarlas, sin embargo hay maneras de darle forma. Basta con el diseño de unas capaces de enmarcar con gracia esos vaivenes. 
Entre las escaleras capaces de amplificar y hacer sensible el dulce bamboleo de las caderas al subir o bajar por ellas, e incluso su particular “tempo”, se encuentran las denominadas como “escaleras samba”. El diseño de las escaleras samba es fácilmente reconocible y su gracioso peldañeado alternativo invita a una estricta coreografía basada en la precisa postura de cada pie. No hay equivocación posible en sus pasos, so pena de arruinar el baile (es decir, de caerse peldaños abajo). Pero cuando se usan bien, aparece algo parecido a la palpitante alegría que produce esa misma danza. 
Por supuesto, la rigurosa disciplina de esas escaleras no ha sido usada por toda la humanidad, como tampoco toda la humanidad ha probado a sumergirse en el carnaval de Rio de Janeiro. Sin embargo hay arquitectos que, como clubes de baile privado, han extendido esa religión de las escaleras samba por lugares menos tropicales de lo esperado. Pueden disfrutarse, por ejemplo, en Castelvecchio y en Venecia, de mano del delicado salero del profesor Carlo Scarpa, o en Inglaterra, la siempre tiesa Inglaterra, de mano de su excelente y aristocrático bailarín, Sir Edwin Lutyens. 
Desgraciadamente la arquitectura, sujeta como está a tener que dar explicaciones de su propia forma, camufla la necesidad de ese particular diseño bajo un vil y economicista ahorro de espacio. Pero nadie se engañe, en realidad los arquitectos las hacen porque entre sus graciosos peldaños resuena un seductor e irresistible, “¿Bailas?”, capaz de contagiar al resto de la obra.

4 comentarios:

Pedro dijo...

Que texto tan bonito. ¿Se podría hablar de un artículo Samba? ¿O mejor, de un blog samba? En todo caso yo me apunto al baile. Gracias Don Santiago

Santiago de Molina dijo...

Gracias a ti, Pedro. Esa es una opción.

Néstor Casanova Berna dijo...

Estimado Santiago:
En mi experiencia gozosa y persona de tal escalera, me resultó mejor subirla que descenderla. De todos modos, esta obra maestra del maestro Scarpa me conmovió particularmente: Allí todo está en su lugar!
Saludos desde Montevideo

Santiago de Molina dijo...

Hola Néstor,
Subirla requiere de menos concentración. Es un hecho cierto en este tipo de escaleras.
Un saludo y gracias por compartir tu experiencia, Néstor.