22 de mayo de 2023

AL NIVEL DEL SUELO

La ciudad está llamada a encontrarse con su soporte. Es decir, a caer hasta esparcirse por el suelo como un juguete roto. La tierra, nuestra última casa, tarde o temprano, acogerá con un abrazo cálido y húmedo a todo lo que se erige sobre ella. Incluida la arquitectura y a nosotros mismos. Todo termina allí. No es gratuito que ese contacto posea, pues, un precioso valor. En esa franja, en la que se da el depósito de todos los sedimentos - comenzando por el polvo de los días - se teje la vida con el pasado. En esos centímetros se dan, a su vez, los verdaderos actos ciudadanos.
En la cualidad de los primeros veinte centímetros construidos de la ciudad, decía Enric Miralles, radica la calidad de la ciudad misma. Antes que en la condición de sus edificios o la particularidad de su emplazamiento importa ese palmo de altura (1). La sucia y salpicada belleza que se da allí es la de los sedimentos, también la del arranque de la arquitectura. Esos veinte sagrados centímetros acumulan el pasado y sustentan a los ciudadanos y a las democracias, al mercado y la vida. Esos veinte centímetros de zócalos, de humedades y de piedra, son el espacio del encuentro, del debate y del acuerdo de la civilización. Ciertamente ese margen exíguo se llena de aceras, peldaños y colillas, pero, no olvidemos que son mucho más que eso, son el alma viva de las ciudades y de la arquitectura al llegar a encontrase con el lugar donde inevitablemente terminarán sus días.

(1) Citado por Teodoro Fernández, en "Paseo Centenario", revista ARQ Santiago de Chile, nº 52, diciembre de 2002, p. 30.
The city is destined to meet its support. That is to say, to fall and scatter on the ground like a broken toy. The earth, our final home, will eventually embrace everything that stands upon it with a warm, damp embrace. This includes architecture and ourselves. Everything will end up on there. It is not without reason that this contact holds precious value. In that strip, where all sediments are deposited - starting with the dust of days - life is woven with the past. In those centimeters, true acts of citizenship take place as well.
According to Enric Miralles, the quality of the city lies in the quality of its first twenty built centimetres. More than the condition of its buildings or the uniqueness of its location, that span matters (1). The dirty and splattered beauty found there belongs to the sediments, as well as to the beginning of architecture. Those twenty sacred centimetres support not just the past but citizens and democracies, markets, and life itself. Those twenty centimetres of baseboards, dampness, and stone are the space for encounters, debates, and agreements among its citizens. Certainly, that narrow margin is filled with sidewalks, steps, and cigarette butts, but let us not forget that they are much more than that; they are the living soul of cities and architecture as they come into contact with the place where their days will inevitably end.

2 comentarios:

Augusto dijo...

Muy interesante, gracias por tus estrategias! Y el encuentro con el suelo en el Palazzo Strozzi es toda una lección, siempre hay que volver a Firenze

Santiago de Molina dijo...

Querido Augusto, Hay que volver a Firenze! Un abrazo grande