13 de marzo de 2023

EL SECRETO HABITANTE DE LOS PASILLOS

En los portales inmobiliarios no se anuncian largos y espaciosos pasillos. Solamente los dormitorios, cocinas, salones y baños parecen disponer del prestigio necesario para contabilizarse como un verdadero bien. Sin embargo a esos espacios les debemos muchas felicidades cotidianas. Me pregunto, de hecho, cuántos futbolistas deben su habilidad para el regate en corto a haber practicado, de niños, en los pasillos de sus casas. Esos lugares son espacios sin habitantes, por eso se emplean como tendederos momentáneos, bibliotecas y campo de juegos ocasionales.
Tal vez los pasillos, no se venden porque nadie los habita, aunque ni siquiera eso es cierto del todo. A menudo se olvida que al igual que en los dormitorios siempre hay una cama dispuesta a recoger un cuerpo viviente y en los salones existe una familia contemplando el serial de turno, en los pasillos habita un ser casi desapercibido llamado punto de fuga.
En el horizonte del más áspero desierto se recogen miles de estos habitantes. Pero el único sitio donde el punto de fuga descansa en un interior es en ese dormitorio específico que no es la enfilade sino un pasillo que tiene vocación de ser infinito.
Al fondo de esos largos espacios, descansa féliz el punto de fuga (hasta que un niño lo desplace con un balón). Ese punto, que puede ser gordo o fino como un cabello colocado a contraluz, dormita en la lejanía siestas interminables. 

Long and spacious corridors are not advertised on real estate websites. Only bedrooms, kitchens, living rooms, and bathrooms seem to have the necessary prestige to be counted as a real asset. However, we owe many everyday pleasures to them. I wonder how many football players owe their ability to dribble to having practiced in the hallways of their homes as children. They are spaces without inhabitants, which is why they are used as temporary clotheslines, libraries, and occasional playgrounds.
Maybe hallways are not sold because no one lives in them, although that is not entirely true. Often forgotten is the fact that just as there is always a bed ready to receive a living body in the bedrooms, and a family engrossed in a beloved series in the living room, there is a nearly imperceptible being inhabiting the hallways called the vanishing point.
In the harshest desert horizon, thousands of these inhabitants can be seen. However, the only place where the vanishing point can rest indoors is in that specific bedroom that is not part of the enfilade but an endless hallway with a vocation to be infinite.
At the end of these long spaces, the vanishing point rests blissfully (until a child occupies it with a ball). This imperceptible point can be thick or thin as a hair, tending to be backlit and dozing off into endless siestas in the distance.

3 comentarios:

Néstor Casanova Berna dijo...

Hola Santiago: El artículo de hoy me ha resultado tan logrado que me ha plantado la semilla de sana emulación. Quién sabe, en algún momento del incierto futuro, podré abordar el desafío de escribir una Poética de la Habitación. Y tu artículo resultará la incitación. Un saludo cordial desde Montevideo

MARIA VARONA GANDULFO dijo...

Acabo de descubrir su blog y me ha encantado, le agradezco la mirada aguda y el humor que desprende, eso en Sevilla se llama mirada pícara (no habia caido hasta ahora en la secuencia de vocales repetidas de las dos palabras, nótese)
Decir que en un piso de 70m2 para 5 personas, con pasillo optimizado, más de un campo de futbol y plaza de toros se habilitó, de modo que he sentido plenamente esa mirada a los espacios ima-r-ginados

Santiago de Molina dijo...

Muy agradecido a ambos por vuestra generosidad. Me gustará saber de esa poética de la habitación, Néstor. Y querido desconocido, gracias por la mirada ima-r-ginada. Saludos cordiales a ambos