23 de diciembre de 2013

ARQUITECTURA DE RISA

En una conocida afirmación de Alejandro de la Sota hay un enigma, al menos para mi, de un calibre persistente e insondable: “La emoción de la Arquitectura hace sonreír, da risa. La vida no”.
Cualquiera que haya tenido la dicha de experimentarlo sabe que la arquitectura, como la música, o el cine, es capaz de provocar algo semejante a una sonrisa. Pero afirmar abiertamente que se trata de risa, a la vista de lo poco que los ciudadanos se ríen con la arquitectura, es una provocación.
Sin embargo y a este respecto, si hubo un instante en que la risa de la arquitectura llegó a dar nombre a un interesante mecanismo: el “Ha-Ha”.
El Ha-Ha es un murete que servía de cerca a las grandes extensiones de césped inglés. Un desnivel que terminaba en uno de sus lados en un muro e impedía que el ganado escapase y sin embargo proveía a los dueños del terreno de una continuidad de vistas sin obstáculos. Con el Ha-Ha todo el territorio estaba disponible a la mirada y bajo control.
Aunque se trata de un viejo invento defensivo, el paisajismo inglés, muy dado a este tipo de sutilezas, lo empleó con placer en el siglo XIX. El cambio de nombre, del originario “salto del lobo” al de “Ha-Ha”, es discutible pero fidedigno. Unas fuentes atribuyen su origen a una legendaria onomatopeya pronunciada por un descendiente de Luis XIV. Aunque según La theorie et la pratique du jardinage, el nombre proviene de la sorpresa que provocaba en los visitantes según se acercaban a tan inesperada zanja. El caso es que en el Ha-Ha hay una carcajada verdaderamente arquitectónica. Tal vez esa admiración del ingenio sea la risa de la arquitectura a la que se refería de la Sota. Y poco tiene que ver con las sorpresas sin gracia, o con las carcajadas debidas a la falta de profundidad de algunas obras.
“Aquí se invierte la función de la risa, se la eleva a arte, se le abren las puertas del mundo de los doctos, se la convierte en objeto de filosofía.”(1)  

 (1) ECO, Umberto: El nombre de la Rosa, Editorial Lumen. 1987.

10 comentarios:

Miguel Villegas dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=rX7wtNOkuHo

No he podido evitarlo.

Santiago de Molina dijo...

Gracias por ilustrarlo con tan selecto ejemplo. Era una cita inevitable, de hecho me ha costado a mi mismo resistirme a usarla. Un abrazo Miguel!

José Ramón Hernández Correa dijo...

¿Y no será que la vida nos invade y nos anula con sus apetitos, sus angustias, etc, mientras que la arquitectura toca nuestra inteligencia y nuestro espíritu puro y por eso provoca nuestra risa "inteligente" y "pura"?

Miguel Ángel Díaz Camacho dijo...

Sota no tuvo una vida fácil y seguramente la arquitectura para él representó una de sus mayores evasiones. Creo que la frase encierra una gran melancolía, un "a pesar de todo" me queda esto, la emoción que desata la experiencia arquitectónica, algo que invade y sacude a la persona más allá de su propia realidad. Tal vez por esto, querido Santiago, los arquitectos y arquitectas seguimos emocionándonos ante la buena arquitectura, tal vez ahora más que no hace tanto tiempo, ahora que, desde luego, la vida, risa, no da. Un fuerte abrazo!!!

Santiago de Molina dijo...

José Ramón, a mi me maravilla esa capacidad de la arquitectura para aterrizar en lo concreto y a pesar de eso provocar ese regusto intelectual. Gracias y abrazos.

Santiago de Molina dijo...

Miguel Angel,
La vida da poca risa, verdaderamente.
Convertir esa frase mítica en un apunte biográfico es un punto de vista que enriquece el asunto. Muchas gracias y un fuerte abrazo!

ChusdB dijo...

Uy! Complejidad a la vista. 
Nos decía una profe de mates en el colegio que "la risa es el descarrilamiento de la mente". En ese momento, dejaba de explicar la materia y pasaba a charlar de otras cosas. 
Tenia razón.No estaba desencaminads. 
La risa, incluso la carcajada, dicen muchos psicólogos que se produce cuando se da una incongruencia entre la realidad y el pensamiento, es decir cuando se llega un punto en el que la lógica "se altera y nos confunde" y eso produce la carcajada ... Y es contagioso.
Sin embargo ella también nos decia que su mayor deleite como profesora de mates era estar rodeada de "un monton de cabezas'pensantes' y rostros sonrientes" . Cosa que le confirmaba el interes y disfrute del alumnado por su materia y le facilitaba dar la clase. 
La sonrisa , al fin y al cabo es una forma de comunicación no verbal  que facilita las relaciones entre las personas, es impropia de los animales y por tanto estrechamente vinculada a la inteligencia emocional humana. 

¡Prefiero pensar que se trataba de sonrisa de placer y acercamiento, antes que risa lo que provoca la Arquitectura para A De la Sota....si no, resultaría también algo enigmático ese postulado para mí y creo que mi cabeza podría empezar a descarrilar!

Santiago de Molina dijo...

Menuda buena profesora de matemáticas tuviste.
Muchas gracias por tu reflexión. Ese descarrilamiento de la mente es ya de por sí una clase de filosofía.
Un abrazo, ChusdB!

kauh dijo...

Hola: bonito, gracias. Por si es de interés: aquí http://kauharquitectos.blogspot.com.es/2013/01/jardineria-moderna-modern-gardening.html recogimos el "ha-ha" definido en Ensayo sobre la jardinería moderna de Horace Walpole [traducción española, Barcelona: EL BARQUERO, 2003] y texto original en inglés de una edición de 1903 "On Modern Gardening" de Harvard College Library. En ambas versiones se referencia a la sorpresa, esperamos que os sirva y os guste.
Saludos, Juan Antonio

Santiago de Molina dijo...

Gracias Juan Antonio!.
Saludos!