11 de abril de 2016

ENTUSIASMOS Y OLVIDO


Año tras año, un maravilloso y callado entusiasmo aparece entre algunos jóvenes en el aula de proyectos por un motivo en apariencia inocente y menor: el descubrimiento de las extraordinarias posibilidades de una retícula formada por hexágonos. No es de extrañar. Nadie que empiece a entender las razones de la forma puede no entusiasmarse al serle revelada una geometría que con el menor perímetro es capaz es encerrar la mayor superficie y, a la vez, constituir una retícula que no desperdicia huecos.
Se inicia entonces un proceso lleno de previsibles altibajos. Y a la vez que aparecen los hexágonos en el proyecto, con su centro imposible de domesticar y su exuberancia y las dificultades de dotarlos de una estructura o de partirlos o darles un uso razonable, cunde un desapacible desánimo...
Precisamente hasta que alguien, sea un estudiante con más experiencia, su profesor o la casualidad, les pone sobre la pista de una obra construida hace casi sesenta años por los arquitectos José Antonio Corrales y Ramón Vázquez Molezún para el pabellón de España en la Exposición Universal de Bruselas...
Entonces puede verse resurgir de nuevo aquel arrebato inicial. Y se descubre la inteligencia de aquel viejo proyecto y la perspicacia de la posición dada a los soportes, y la necesaria variedad de la sección y del suelo, y las fotografías de las viejas imágenes del pabellón se vuelven modernas, y rejuvenecen ante unos ojos que las ven de nuevas. Todo se vuelve alegre. Hasta el mero descubrir la correspondencia entre estructura de esos paraguas y sus desagües se vuelve una fiesta. 
Aunque lentamente las soluciones de esos estudiantes se acaben pareciendo inexorablemente a la ofrecida en aquel pabellón olvidado, todo el proceso y sus altibajos se convierten en una verdadera lección, donde batirse con Corrales y Molezún se vuelve un privilegio de esa cofradía del hexágono, porque en verdad son ellos los que enseñan... 
Entre esos jóvenes arquitectos pocos llegan a saber que los motivos de su admiración aun permanecen construidos. Y que el proyecto que tantas enseñanzas les han brindado se extingue lentamente en la casa de campo de Madrid, sin que nada ni nadie, logre reanimarlo. 
Si se contabilizaran las enseñanzas que esa obra ejemplar ha consagrado a la sabiduría o la lógica de la forma; si se registraran cuantos arquitectos han sentido la tentación de copiar esa obra, o de profesar a Corrales y Molezún admiración como maestros secretos, al menos en la casa de campo debería haber un altar. Un altar donde poder llevar ofrendas por parte de los que alguna vez se sintieron miembros de esa religión de abejas cuyos sacerdotes aun perviven como justos maestros para muchos.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Admirable este plagio de la naturaleza.
Las abejas no deben sentirse ofendidas, pues incluso ellas, se aprobechan de la eficiencia de esta geometria sin huecos que encontramos cuando se unen varias pompas de jabón o cuando caminamos por la calzada del gigante.

Unknown dijo...

Primero de todo darte las gracias por estos textos, breves, pero llenos de reflexiones que motivan a estar todo el día pensando en todas estas anécdotas.

Y segundo, me veo totalmente reflejado en este texto, ya que a estudiantes como yo que cada día descubrimos "nuevos" y sorprendentes edificios con detalles "únicos" y que aunque el edificio tenga casi 100 años dibujamos todo aquello que nos gusta o nos llama la atención para, algún día, copiarlo, y luego vas descubriendo que hay decenas por no decir cientos de edificios que ya se los han copiado y de vez en cuando vuelves a aquel edificio y lo vas viendo envejecer.

Santiago de Molina dijo...

Carlos Miguel,
Por algo las abejas eran el símbolo de la sabiduría. Gracias y saludos

Santiago de Molina dijo...

Muchas gracias Cesc. Es de verdad un privilegio poder leer tu comentario porque estas líneas, cada una de ellas, es para compañeros como tu. Un afectuoso saludo.

Beli dijo...

Tengo que decir que esa misma sensación de descubrimiento casi mágico de la relación geometría-naturaleza-arquitectura, la tuve con los conoides contrapuestos de la cubierta de las Escuelas de la Sagrada Familia de Gaudí. Y tienes toda la razón...desde que las descubrí intentaba integrarlas en aquellos proyectos de estudiante.Días de Escuela...