2 de noviembre de 2009

ARCO DEL TRIUNFO




En la misma exposición de artes decorativas de París en la que Le Corbusier presentaba su pabellón del Esprit Nouveau, Melnikov construía estas escaleras. La disposición de la planta con su potente e inquietante diagonal sigue siendo un ancestro de lo más respetable para aquellos volcados hoy en las geometrías de lo fragmentario, lo dislocado y lo afilado.
Que de ese espacio se diese acceso a dos cuerpos enfrentados que funcionaban como lugar de exposición, es secundario; la fuerza del pabellón estaba concentrada en realidad en aquel acceso dinámico.
La habilidad de Melnikov para estrechar la entrada a cada paso, para ascender por unos peldaños no en su dirección natural sino en sentido oblicuo, la continuidad de un recorrido en que nada nos detiene hasta atravesar el edificio, la manera de dirigir la posición de los ojos hacia un cielo enlazado, dinámico y activo, como los dedos de una mano en mitad de una plegaria, eran sobre todo la construcción del símbolo de la revolución Soviética. La fe en las posibilidades de la arquitectura hacía aun posible erigir arcos del triunfo.

2 comentarios:

Albert B. dijo...

hola santi, hay un articulo de Carles Muro a propósito de este pabellón en una recopilación de artículos publicada hace poco que se llama Arquitecturas fugaces creo... Me encanta ese edificio...

Santiago de Molina dijo...

Albert,
No lo conozco, pero viniendo de Carles Muro seguro que es interesante. Muchas gracias por la referencia.
Si ya el pabellón es interesante, su histoia es casi igual de divertida, ¿verdad?...
Saludos y gracias de nuevo.