26 de septiembre de 2022

LA ÚNICA ARQUITECTURA ECOLÓGICA ES LA QUE NO SE CONSTRUYE


La única arquitectura ecológica es la que no se construye. La que no gasta. La que no desaprovecha los escasos recursos. (Y tras esa, la que construye sobre ruinas o sobre lo construido). Lo demás es mentir. Porque la arquitectura produce impacto y necesita la inversión de enormes cantidades de energía para ponerse en pie...
Somos seres que luchan contra la naturaleza desde tiempos ancestrales. Frente a su frío helador, inventamos el control del fuego; frente a la hambruna, la agricultura. La arquitectura es parte de ese ciclo de domesticación del medio. A cambio, el mundo debiera ser mejor. Más bello. El único consuelo posible para el arquitecto no es si contamina lo mínimo, sino si emplea con verdadero compromiso los medios que pone a su disposición la sociedad. Existe una ética en el trabajo del arquitecto también ligada a la consciencia de consumo de recursos: a cambio debe reportar algo mejor que esos recursos en bruto. Su conjunto debe ser más que la suma de ladrillos, acero y vidrio. Su conjunto debe mejorar el sitio que toma prestado. Debe devolver, precisamente al conjunto de los hombres, un beneficio. (Y digo al conjunto y no a un hombre particular).
De lo contrario, mejor no construir. 
Esa otra, que se quede en el papel. Y que sea en poco papel. 

5 comentarios:

CESAR TOME dijo...

Interesante articulo Santiago, poca gente opina como tu.
Te dejo un articulo que publique sobre este tema por si te apetece leerlo.
Un fuerte abrazo.

http://www.urbanlivinglab.net/decrecimiento/

Santiago de Molina dijo...

Muchas gracias por tu lectura y referencia, César.

Anónimo dijo...

Enhorabuena, magnífico estudio.

Anónimo dijo...


Estimado Santiago.

En este artículo, aun siendo tan breve, aborda usted uno de los mayores problemas de la actualidad. La frase que le da título es rotunda; No tiene fisuras; Pone el dedo en la llaga (y además aprieta un poquito). Pero el problema que suscita esta idea, resumida en dicha sentencia, no es exclusivo de la arquitectura; el problema alcanza a todas las disciplinas y actividades humanas actuales. El reto es un desafío para todos. Sólo imagine que sustituye la palabra “arquitectura” por otras tales como “automóvil” “energía” e incluso “turismo” y a cada una de ellas la priva de su correspondiente acción (El único automóvil ecológico es el que no se fabrica; La única energía ecológica es la que no se consume; El único turismo ecológico es el que no se practica...). En mi opinión, hay mucho de verdad en todas estas afirmaciones, pero los vientos del progreso nos empujan siempre hacia adelante. No nos podemos quedar parados. Los retos de este siglo ya los ha sacado usted a la palestra en otro de sus artículos “Tres retos de la próxima arquitectura” (Aunque después de leerlo me he preguntado con mucha curiosidad por qué habla usted de “próxima”)

Por último, y con su permiso, quiero felicitar desde aquí a César Tomé, por su esmerado artículo (mucho más que un artículo, realmente) al que llegué con curiosidad por medio de este enlace que nos ha dejado aquí, reposando. Sólo espero que mucha gente se anime a leerlo y a incorporar el planteamiento decrecentista que él promueve.

Reciba un afectuoso saludo,
EMP

Santiago de Molina dijo...

Muy agradecido, por la lectura y por el pertinente comentario. Efectivamente todo puede contaminar en los términos que planteas. Con todo, lo que incumbe a la arquitectura, nos atañe de lleno a los arquitectos.
Un afectuoso saludo