18 de octubre de 2021

LO INNOMBRABLE

Hace tiempo Paul Valéry dijo que el espacio, fuera de los significados particulares que tenía para la geometría de conjuntos, no era sino el papel que envolvía los objetos: “No hace falta razonar sobre ese envoltorio. Podemos prescindir de esa palabra cada vez que la empleamos.” (1) 
No precisamente porque Valéry fuese considerado un oráculo por parte de los arquitectos, en arquitectura, y tras un empacho en el comiendo del siglo XX en la que fue empleada para todo, aquella palabra fue volviéndose más opaca e insignificante. Hasta casi desaparecer. De hecho su ausencia se volvió uno de los máximos factores identitarios de pertenencia gremial a comienzos del siglo XXI. En las dos últimas décadas el discurso mainstream de la arquitectura continúa sin nombrarla, pero es fácil detectar un sobreesfuerzo, una tirantez innegable para renunciar a su uso. En realidad y para esquivarla, como ocurrió en el pasado con palabras como “Belcebú”, “suegra” o “Voldemort” que solo con pronunciarlas parecía convocarse escalofriantemente a lo nombrado, otras nuevas han ocupado su lugar aumentando la tensión a su alrededor: “zonas de resignificación política”, “infraestructuras para la visibilización de conflictos”, “lugares de concentración transescalar”… 
Pero por mucho que se busquen matices en la larga cadena de sustituciones y desplazamientos de significado, por mucho que siga cargado de epítetos y florituras como término, el ansia sobre ese “envoltorio” es ahora más palpable que nunca. Nadie lo nombra. Todos sabemos que está. A veces basta con una ventana el alto para que tome cuerpo. 
Llegados a un punto el silencio mismo habla, precisamente, de eso. De lo innombrable.

 (1) Valéry, Paul. Cuadernos, Barcelona: Círculo de lectores, 2007, p.318

4 comentarios:

Chus dijo...

Qué preciosidad. Vacío lleno. Alma. Maravilla. Hacer un espacio así porque tiene que ser así, entender la esencia. Acertar con el que la va a habitar...

Santiago de Molina dijo...

Como me alegra tu comentario y tu siempre sensible e inteligente lectura, ChusdB. Un abrazo

Néstor Casanova Berna dijo...

Hola Santiago: Hay un encantamiento fetichista en nuestra profesión con el espacio. En lo que me es personal, abomino de tal ideología en favor del concepto -más concreto, más existencial, más problemático- de lugar. Si me aprueban cierto artículo de mi autoría en una revista cordobesa, te haré lo haré llegar.
Cordiales saludos desde Montevideo

Santiago de Molina dijo...

Muchas gracias siempre por tu lectura, Néstor. Ojalá sea publicado ese artículo tuyo. Un saludo