1 de junio de 2015

SIN VENTANAS NO HAY ARQUITECTURA


Cuando popularmente quiere menospreciarse una construcción moderna es llamativo que se aluda primeramente a la pobreza que supone su ausencia de ventanas… Nadie parece tener verdadero aprecio por una casa sin ventanas. Tal vez porque la ventana, en cualquier rincón del mundo, constituya el primer lujo del habitar. El único lujo razonable. 
Pero si se piensa, las ventanas son en realidad prescindibles: el aire y hasta cierta penumbra entra por las rendijas o la puerta de la más primitiva de las cabañas. Podemos desterrar el uso de la ventana en camarotes de barcos de tercera, en celdas de castigo y en condiciones aún más extremas de habitar como son las cabinas solares y los hoteles-cápsula, y no por ello dejar de ser plenamente humanos…
Puede decirse de otro modo: podemos prescindir de la ventana pero no de la puerta. Porque sin la puerta no sería posible refugiarnos en un interior. La puerta tiene algo tan inconsciente e inevitable que la emplean sin esfuerzo pájaros, conejos o animales en cada uno de sus nidos, guaridas o tiendas de campaña. Por instinto. Sin embargo la ventana es la primera opción innecesaria de la construcción.
La ventana es el primer objeto fastuoso de toda obra y por ello indudablemente está en el origen de la arquitectura: un acto que nos devuelve parcialmente al exterior dejando atrás la puerta. Así, y una vez decididos a cometer la arbitrariedad de abrir ese hueco fundacional, comienza uno de los más hermosos encadenamientos de la lógica por evitar que entre el frío o el calor, que el agua no se cuele sin querer, que resguarde nuestra intimidad o que las vistas sean lo más placenteras posibles…
Con la ventana comienza el ornamento, que como puede imaginarse a estas alturas, es la verdadera y profunda explicación de la pervivencia del oficio del arquitecto.
Nos lo recuerda el pequeño hueco en esa fachada de Sicilia, con su vecina minúscula rodeada de grandes cobijas de arcilla cocida, su tímpano, su alfeizar y el mundo convertido desde allí en espectáculo.

9 comentarios:

Jaime Sanz de Haro dijo...

Alguna de las veces, cuando he estado en un bosque rodeado de bosque, intruso en un bosque, he pensado: Qué grande es la ventana que me permite ver, sentir este bosque. De modo que la ventana parece un intermediario que tiene, como límite de su deseada extensión, su inexistencia. Y así sería si el bosque nos proporcionara solo sombra, frescor, olor a naturaleza y esos admirados y no siempre reconocibles sonidos. Tal vez por eso hemos querido hacer ventanas infinitas, para que no las haya. Y hemos tirado de la técnica porque ese es el auténtico objetivo de la técnica, artificios que puedan devolvernos la magia. La ventana se hace pequeña a medida que el bosque, la naturaleza por extensión, se nos rebela. No sé si la ventana se hace mas pequeña para poder defendernos mejor, o de forma más económica, de sus arrebatos o para dar la espalda a la traidora que nos hurta sus encantos. Apenas aceptamos o sucumbimos a un pacto: nos das la luz y la ventilación imprescindible y yo miro a tu través de vez en cuando. Cuando a mi me interese. Cuando tenga algo que mirar. Cuando no me importe que me miren. Cuando estés dispuesta a sorprenderme con alguna desnudez lejana.

Entre el infinito y el control total nos movemos. Entre la Farnsworth, en un extremo, pasando por las casas patio de Mies o de Sert (aunque sean pequeños bosques-nostalgia, privados, urbanos) y la intensidad emotiva de un rayo sólido que revela un rincón, unas plantas, un color,una humedad, de Barragán.
Desde la razón la ventana nos ha proporcionado primero suficiencia, después proporción, repetición, ritmo, composición, y con él, sosiego o movimiento.
Desde los sentidos, maneras de sentir el bosque y la intimidad. La Arquitectura puede ser todas esas cosas.

Santiago de Molina dijo...

Gracias por tu extenso y cuidadoso comentario, Activistark Crítica. Y gracias por contemplar la ventana como un ser con el que hay que dialogar y perdir permiso para ver a su través. Una hermosa imagen. Saludos!

José Ramón Hernández Correa dijo...

Siempre he oído una supuesta sentencia de Frank Lloyd Wright (pero no la he leído y no la puedo confirmar): "¡Qué grandes edificios diseñaría si no tuviera que hacerles ventanas!"
Esto viene en relación porque no toleraba las ventanas aisladas, como agujeros practicados en la caja constructiva, y se pasó la vida agrupándolas en franjas, aristas, etc.

Santiago de Molina dijo...

¡Ay las ventanas!, José Ramón. Si no es cierto está bien contado. Gracias

Carlos de Rosario dijo...

Creo que fue el gran Alvaro Siza, quien dijo que lo más difícil al hacer un proyecto es ubicar con sabiduría y sensibilidad las ventanas, que es muy fácil prescindir de ellas y simplemente dotar de una piel de vidrio al perímetro que encierran dos losas horizontales...coincido con el maestro portugués, pero también creo que el canon moderno en gran parte ha consagrado esta ausencia de ventanas y muchas veces ve con malos ojos esos huecos tan necesarios y tan primordiales que se abren en los también imprescindibles muros...
¿cómo hacer arquitectura sin muros y por ello sin ventanas?
menuda contradicción...
siempre es un placer leer tus artículos y siempre son fuentes de inspiración y de reflexiones...

Santiago de Molina dijo...

Gracias Carlos!.
Sin la ventana sería difícil hacer buenos muros!. Lo sabe bien Siza.
Un afectuoso saludo!

Unknown dijo...

José Ramón:
He localizado la cita:
“A menudo me deleito pensando en los bellos edificios que podría construir si pudiese prescindir de las ventanas”
F.Ll.Wright citado en “Los ideales de la arquitectura moderna; su evolución (1750-1950)” de Peter Collins (Gustavo Gili, 1970. pag.18)
Saludos,
Iago López

Jose Ramón Puerto dijo...

Da gusto leer textos tan bien escritos, aunque hecho en falta una referencia que se sugiere, pero de la que sólo se habla tangencialmente: la ventana, o mejor el hueco, como elemento que introduce la luz en el espacio generado por la arquitectura. Decidir su forma, su tamaño, su partición, son decisiones que quienes tiene que tomar la decisión de elegir deben cuestionarse y que afectarán sobremanera a lo que pase en el interior del edificio.

Santiago de Molina dijo...

Gracias José Ramón!. Vas a poder encontrar aquí bastantes referencias a las ventanas: http://www.santiagodemolina.com/search/label/VENTANA

Un saludo