28 de noviembre de 2011

SIMPLIFICAR


Simplificar es un trabajo poco valorado por el ordinario de la gente, que siempre ha preferido lo recargado y el exceso. Quizás todo se deba a la existencia de un profundo resorte que identifica el lujo y la trabajosa complicación manual. El esfuerzo intelectual que acarrea el hecho de simplificar, no obstante, apenas ha gozado del prestigio de lo fastuoso hasta la aparición del lujo obsceno de lo “minimal”.
“Simplificar hace referencia al intento de resolver el problema eliminando todo lo que no sirve para la realización de las funciones. Simplificar también se refiere a reducir los costes, reducir el tiempo de trabajo, del montaje, del acabado. Explica que hay que resolver dos problemas a la vez en una única solución. Simplificar es un trabajo difícil y exige mucha creatividad”, dice Bruno Munari. Sin embargo el simplificar, así entendido, es una poda incompleta que solo aprecia la función como régimen dictador de la forma. En realidad simplificar es elegante si no empobrece en complejidad el resultado. Simplificar es lo que hace Mies en la casa Farnsworth, - pero no lo de Philip Johnson en la Glass house-. Simplificar es un ejercicio de máximos no de mínimos, porque con ello se aspira a resolver muchos problemas con pocos gestos.
Simplificar produce un tipo único de belleza callada. Como ese quitar pelos, uno a uno, de la hermosa cabeza de Nefertiti. “Con dolor tenemos que arrancar de nuestras obras los cabellos que nos impiden llegar a su final sencillo, sencillo.” decía de la Sota.
Verdaderamente, simplificar duele.

(1) MUNARI, Bruno, Da cosa nasce cosa, Appunti per una metodología progettuale, Gius. Laterza & Figli Spa, Roma, Bari., 1983 (En castellano en MUNARI, Bruno, ¿Cómo nacen los objetos?. Apuntes para una metodología proyectual, Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 1983, pp. 134)

7 comentarios:

Isma dijo...

Duele...pero da risa.

Santiago de Molina dijo...

claro que sí, Isma. Pero eso parece que es al final...

Gracias!!

Andrés dijo...

La verdadera pregunta es: uno acaba en algo más simple como simplificación de algo que previamente hizo demasiado complicado, o (al contrario) ¿se puede tener la capacidad desde un comienzo para pensar "simple"? Puesto de otra manera: Nefertiti, ¿fue siempre calva, o tuvo alguna vez una larga cabellera? Un abrazo, A.

Santiago de Molina dijo...

Es un buen asunto. Supongo que hay quién piensa sencillo, aunque para llegar a una forma sencilla haya que pasar primero por lo complejo...

Si pensamos en la aparente sencillez de las grandes fórmulas de la física, pongamos por caso, son en su gestación un auténtico parto... que pasan por varios instantes de complejidad absoluta...

Seguramente porque tienen que partir de formulaciones anteriores dadas por supuestas, de otros caminos y de otras demostraciones o desarrollos matemáticos aun en prueba... es decir, asumiendo la complejidad del asunto que tienen entre manos.

Pensar sencillo, a pesar de todo, parece una actitud, no?.

Abrazos y gracias!

Andrés dijo...

Pues sí: supongo que el verdadero mérito es tener un bagaje de "pensamiento complejo" en la mochila que le permita a uno plantear desde muy al inicio las cosas de forma sencilla. ¡Hasta pronto! Andrés.

Pedro de León Badaró dijo...

No creo que sea el fin último de toda empresa artística. Recuerdo los cuadernos de Fernando Zóbel. Todo su proceso de análisis de las meninas para llegar a una "simplificación". Tambien el cuadro del "júcar", manchas controladas y unas pocas geometrías intersecadas se enunciaban como "esencia" de aquel paraje. Si es cierto que es un ejercicio intelectual interesante. No es más emocionante la interpretación abstracta de velázquez por haberse despojado de lo "supérfluo". Tampoco la imagen "simplificada" del río es más acertada que una fotografía explícita.

"Todo el universo cabe en una sola rosa" este bello aforismo del Tao te king habla de como todo lo particular guarda la complejidad infinita de lo general. Pero toda concreción en conjunto con otras concreciones, forma un particular nuevo.
Se puede contar el universo plantando una rosa, pero también contando pétalos en un campo de mil rosas, o contando estrellas sin final. Quizás podemos pretender como pretendió aquel científico, reducir la existencia a una ecuación simple y elegante, encontrándose solo con que la infinitud no tiene porque caber en una línea. Y su belleza está justamente en que no cabe en una línea.

Un saludo, gracias!

Santiago de Molina dijo...

Hola Pedro,
Muchas gracias por tu lectura y las referencias que pones sobre la mesa. Desde Zobel al Tao Te King.
Un saludo cordial