La figura, aunque de un atractivo innegable por el trazado del ropaje y el esfuerzo en lograr retratar la postura, pertenece a un momento previo a la aparición de la perspectiva por la imposibilidad de lograr escorzos verosímiles, por la posición de los pies y las anómalas proporciones de las extremidades superiores.
El modo de trazado de los ropajes permitirían encuadrar la obra en un margen histórico preciso. Dicho de otro modo, en ellos es posible reconocer rastros estilísticos de la época en la que fueron generados. Se trata, podríamos decir, de un dibujo en el que la lectura del estilo prevalece.
Por otro lado, la planta de la parte superior del pliego pertenece a una forma de trabajo en la que se narra un acontecimiento tridimensional expresado ya en términos de modernidad. Secciona soportes y muros pero a ellos se superpone el trazo en proyección de los arcos ojivales. Esa lectura superpuesta establece una conexión vertical entre ambos trazados, lo cual permite su compleja lectura espacial.
Se trata ya de una forma de representación cercana a lo que se entiende como argot, es decir, un lenguaje codificado que exige una lectura especializada. La prueba es que indirectamente se habla en ese dibujo de la luz y de la materia para los ojos capaces de leer los anhelos del gótico. (A pesar de que sobre esa planta no se han trazado ni aberturas ni se han detallado las secciones precisas de las nervaduras).
Pero con todo recogen las bases del dibujo como herramienta capaz de atrapar cuestiones que el viajero considera importantes.
Le Corbusier, 8 siglos después declaraba: "La obra de arte es un juego. Cada uno se crea sus propias reglas de juego. Pero esas reglas deben poder aparecérseles a quienes también quieran jugar. El dibujo, por su parte, es el testigo" (1). Le Corbusier antepone a las funciones del dibujo, en su condición de intermediario entre la tiranía del arquitecto y el constructor, y a su condición instrumental, en cuanto a que es herramienta de pensamiento y de con-formación del proyecto, su condición testimonial.
El dibujo no es el encargado de hacer que las reglas se aparezcan a aquellos que quieren jugar al juego de la arquitectura. El dibujo adquiere un papel exterior a esas reglas. Si el arte es un juego, el dibujo es capaz de mostrar que ese juego se realiza con corrección. Es decir, que no se hacen trampas.
De este modo, el dibujo es testigo, pero indudablemente, también juez de la coherencia que se despliega en el juego sabio, correcto y magnífico de la arquitectura.
Todos estos usos del dibujo coinciden en su exterioridad al proyecto. Ambos son instrumento del arquitecto, pero no para la generación de Arquitectura. Son solo herramientas de contraste. Para capturar la realidad y para enfrentarla al sujeto que proyecta.
De igual modo, otras profesiones emplean escopetas o cazamariposas.
(1) LE CORBUSIER, Suite de dessins, Ed. Forces vives, Paris, 1968. Ahora en QUETGLAS, Josep, Les Heures Claires, Proyecto y arquitectura en la Villa Savoye de le Corbusier y Pierre Jeanneret, Editorial Massilia, Sant Cugat del Vallés, 2008, pp. 19
2 comentarios:
Como cualquier arquitecto a lo largo de la historia, pienso en el dibujo más en una herramienta de pensamiento que en un producto a enseñar...pienso en el dibujo no como en testigo de las normas de juego,a mi parecer las normas de juego y la coherencia deben ser descifrables a buenos ojos o a ojos bien entrenados sin ser necesario acudir al testigo en el caso de una buena arquitectura. Metaforicamente en un tablero de ajedrez,es mejor ajedrecista el que lee mejores jugadas es decir, que esas jugadas estan ahí para ser leidas,esa es precisamente la gracia.Un músico que se precie no compone una obra para su comercializacion, no es artista el que pinta para vender,sino el que vende lo que pinta,y como arte lleva un mensaje.
Al arquitecto le pasa exactamente lo mismo.Vivimos en un mundo conformista donde la incultura generalizada como control social afecta también a nuestra percepción crítico-artística, es tremendamente complicado que la sociedad entendida como masa en terminos de Ortega comprenda el arte, y mas si es necesario recurrir a ese "testigo" del que estamos hablando, Por eso creo que es más que necesario usar argumentos e ideas potentes y coherentes con el fin de la explicación de la obra arquitectónica por sí misma.
El dibujo sigue siendo una clave no solo en la formación, en ese atrapar la realidad, o el instante de la comunicación de la arquitectura al construirse, y al día de hoy, también lo sigue siendo en el momento de proyectarla. Pero esta última faceta del dibujo, ¿Cuanto tiempo dudará aun?
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