9 de diciembre de 2013

UNA ANOMALIA


No sé si observaron una anomalía en la pasada imagen, en el retrato del equipo de arquitectos que trabajaron junto a Le Corbusier para erigir el Capitolio de Chandigarh. 
Sí, el arquitecto no está solo, pero intriga y una vez visto no es posible olvidarlo, ese minúsculo y casi inapreciable pájaro negro posado sobre la cubierta de aquel barracón de obra, casi invisible, pero cierto. Un pájaro negro, tal vez un córvido, insignificante, inmóvil como un especial signo del Espíritu Santo exactamente encima de Le Corbusier.
El arquitecto trabaja siempre acompañado, pero, ¡ay!, ese pájaro negro. Ese pájaro negro quita el sueño porque vino a posarse precisamente sobre la cabeza de ese maldito pintor suizo y no sobre nadie más en aquella foto. Ese pájaro negro quita el sueño porque es el que trajo loco a Salileri y al protagonista de Thomas Bernhard cuando hizo decir en su “Malogrado”: “Si no hubiera conocido a Glenn Gould, probablemente no habría renunciado a tocar el piano y me habría convertido en virtuoso del piano y quizá, incluso, en uno de los mejores virtuosos del piano del mundo”. “¿Por qué él y no yo? Si es un miserable y un ególatra. Si huele mal”, preguntaba Salieri en su oración al Altísimo, del insoportable Mozart. 
¿Por qué precisamente ese pájaro negro vino a posarse sobre la cabeza de alguien como Le Corbusier, justo cuando compartía la modestia anónima de formar parte de un gran equipo?. Quizás la diferencia, la sutil anomalía diferencial está en que “el pianista ideal es el que quiere ser piano, y la verdad es que todos los días me digo, al despertar, quiero ser el Steinway, no el ser humano que toca el Steinway, el Steinway mismo quiero ser”, como había dicho Glenn Gould. 
Quizás simplemente le Corbusier fue el único que deseó siempre, ferozmente, sin pensar que era un juego, ser arquitectura. Y esa fue su mayor y más verdadera virtud.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Resulta muy inquietante la bisión de ese córbido sobre el varracón.

Por otra parte, la evocación de Edgar Allan Poe y de su famoso poema es prácticamente inevitable.

Santiago de Molina dijo...

nebermore...

Gracias y un saludo!!

Guynot de Boismenu François dijo...

Una bella anomalía. La vida de LC fue un collar de irregularidades, pero como tu dices estas irregularidades como los aciertos siempre fueron arquitectura.
Saludos y buenas fiestas!

Santiago de Molina dijo...

Muchas gracias por tu comentario, François.
Ser arquitectura parece ser uno de sus mayores logros.
Un abrazo y felices fiestas!

Marcelo Gardinetti dijo...

La obra de Le Corbusier, de una obsesión unívoca pero plagada de inflexiones casi antagónicas a lo largo de su vida, seguramente son el resultado de esa búsqueda que comentas. Abrazo Santiago

Santiago de Molina dijo...

Muchas gracias por tu comentario, Marcelo!
Saludos