26 de agosto de 2013

AL FINAL DEL DIA

Saarinen está probando el último modelo de la terminal de la TWA. Imagina pasear, con la mirada, mientras la enorme maqueta, seccionada e instrumental permanece atenta a los cambios que ese modo de mirar producirá sobre ella. Hay algo latente, como si la mirada simple y penetrante de Saarinen pudiese ver a su través, a través del tiempo, hacia el futuro. 
Por las paredes cuelgan los tanteos previos, como conchas y caparazones. Como trofeos. 
La terminal de la TWA supuso una revolución en la anquilosada historia del purismo moderno. De pronto, la esencia figurativa y la capacidad simbólica de la arquitectura reapareció en acción. Sin esa actitud compleja, tal vez sin Saarinen mismo de por medio, tampoco hubiese llegado a nosotros la Ópera de Sydney
Hay un gran número de imágenes conservadas de Saarinen con los cientos de maquetas de este proyecto, en alguna aparece engullido por una, como si se tratase de un tiburón que ha atrapado un suculento bocado. Pero de entre todas, ésta muestra una especial tensión. El lazo deshecho de la corbata, el cabello  alborotado al final del día, y sobre todo, los pliegues enroscados de las mangas de la camisa, que concentra el punctum de la imagen. El remangarse extremo ante el trabajo. 
Esa camisa replegada da cuenta del respetuoso paso atrás de su ayudante.

3 comentarios:

Félix dijo...

Hay proyectos que transforman los estudios en talleres.

Santiago de Molina dijo...

Ya lo creo, Félix. Eso era todo un taller de mecánica.
Gracias y un saludo

Aceros en Colombia dijo...

Un muy buen trabajo, excelente proyecto.