14 de mayo de 2012

UNA ALTURA CONSIDERABLE


Es leyenda que cuando Alejandro de la Sota visitó el Pabellón de Barcelona se limitó a señalar, lacónico: “tiene una altura considerable”. 
Seguramente, como siempre sucede en de la Sota, se refería a muchas cosas a la vez: tanto a la altura del techo, a la relación con sus propias medidas, y a la altura intelectual de la obra. Sin embargo el caso es que la exclamación de Sota es el germen de una hipótesis a desarrollar. 
Puede decirse que las obras de Mies son de una altura considerable. Pero más allá y específicamente, que todas son de “una” altura, y en concreto, de la misma. (Y se dice de “una altura” no en el sentido de “doble altura” o “triple altura”).
Esta presunción puede verificarse aunque, por supuesto, no métricamente: el techo del Pabellón de Barcelona se encuentra a tres metros y veinte centímetros del suelo, y el de la Galería Nacional de Berlín, por ejemplo, cinta métrica en mano, a cerca del tripe. No obstante, ambas intentan mostrar una misma idea de arquitectura como instrumento capaz de hacer desaparecer la fuerza de la gravedad. Es por eso que puede decirse que ambas obras tienen la misma, precisa y exacta altura. 
Como Evans señaló hace tiempo del pabellón de Barcelona, un techo a 320 cm, participa de una simetría horizontal fruto de la altura de los ojos en el espacio. Suelo y techo permanecen a idéntica distancia de ese eje horizontal y por eso aquella obra aparece sin peso, mágicamente a-grávida. (La introducción en esos planos de techo de perforaciones, la presencia de luz cenital, hablaría de una arquitectura antigravitatoria, leve y volátil, cosa que no es deseo de Mies). 
Puede extenderse esta hipótesis al resto de los techos y sus alturas, desde la casa Farnsworth, al pabellón Bacardí... En todas aparece una altura de techo exacta, lograda de manera lateral, también gracias a la profundidad de ese plano, la posición de los soportes, la escala, el color, la materia, la luz... 
El tema de toda una vida. Un solo tema.

8 comentarios:

Andrés dijo...

¡Sí! Y también, parece, que viene condicionada por cierto sentido de lo constructivo: ¿no es la altura del pabellón de Barcelona la del despiece exacto de las dos piezas de ónice en su formato más grande posible? Según eso, nuestros ojos estarían exactamente a la altura de la única junta horizontal. Un abrazo Santi, y gracias por el RT sobre la publicación de mi tesis.

Santiago de Molina dijo...

Efectivamente, una junta que se repite además del ónice, también en el travertino de toda la obra.

Abrazos, Andrés (Gracias a tí)

Anónimo dijo...

Creo que también debería considerarse la distancia a la cual se ubicarían la mayoría de los observadores para poder evaluar en concreto la expresión "una altura considerable" pues los efectos visuales cambiarían de acuerdo al punto de observación.-

alvaro dijo...

La primera vez que he leído sobre la simetría horizontal, muy interesante.
Podría decirme alguien en donde reside la "ingravidez" del National Gallery? Cierto que el empleo de tan sólo ocho pies puede aportar dicha sensación pero la robustez de los mismos y de la misma cubierta juega en su contra o no? Bueno no concibo claramente dicha sensación y si alguien es tan amable de explicármelo se lo agradezco.

Muy buen portal!
Un saludo

Santiago de Molina dijo...

Efectivamente, depende todo de la altura del observador, aunque curiosamente oscila muy pocos centímetros a no ser que alguien permanezca sentado. Gracias por el comentario!!

Santiago de Molina dijo...

Hola Alvaro,
Muchas gracias por tu comentario. Me pregunto si quizás colabora a la sensación de falta de peso la posición de los soportes, e incluso su voluntad de marcar por su forma constructiva su "vacío" interno, como si apenas tuviesen masa.
Quizás también contribuya la distancia a que se encuentra esa cubierta del suelo, en un punto en que apenas se percibe el peso... Respecto a la simetría horizontal, si te ha interesado existe un viejo ensayo de Robin Evans que trata de esto. Un saludo y gracias por tu comentario y por participar.

Javier Echepare dijo...

Mies como Utzon y como muchos otros arquitectos, radicalizó su arquitectura en la concepción de un suelo y un techo.

Entendieron como pocos lo fundamental del habitar y del cobijar.

El cierre o la fachada venía después a amalgamar la relación entre ambos, porque lo importante era usar el espacio resultante entre ambas construcciones, y por tanto esa altura se convierte en "clave" de su arquitectura.

Santiago de Molina dijo...

Javier,

Es una conexión interesante la que traes a colación. Saludos!!