31 de octubre de 2011

CARICATURAS


El Museo que Jörn Utzon proyectó en Silkeborg, en 1963, es la caricatura de una sorprendida figura "legeriana" con anteojos: Popeye o Mortadelo según el gusto.
Sabemos bien que la arquitectura tiende al antropomorfismo, ¿pero qué es lo que hace que una vez vista en esa planta una cara, sea imposible ya desenlazarla, desembarazarla de ese significado indudablemente voluntarista y casual?. Tal vez se deba a algo parecido a lo que sucede en los juegos visuales de figura y fondo, de amantes y copas, lo que bloquea la circulación de significados. O tal vez se deba a una cualidad que surge en el dibujo de arquitectura a lo largo de su desarrollo: existe un instante en que la planta adquiere, digamos, cierta capacidad magnética.
Las plantas y los documentos se imantan. Llega un instante en que se produce una elevación exponencial de la densidad debido a la coherencia, que hace al dibujo capaz de atraer significados. Igual que un agujero negro absorbe incluso la luz cercana.
Ese instante donde aparece la caricatura es sintomático y hay que estar atentos a su signo: prueba indudable de la madurez de un proyecto.

7 comentarios:

CUP arquitectura dijo...

Estimado Santiago,

Cuánta razón tienes, del antropomorfismo no nos libramos nadie, incluso aquellos que hoy en día combaten este concepto no hacen sino reafirmarlo aún más con las obras que proyectan. La arquitectura social, o civil (como yo prefiero llamarla) no tiene otro fin que el desarrollo del bien común en un entorno democráticamente constituido por personas cívicas. Esto ya implica de por sí un concepto antropomórfico: al menos en el uso, la norma, la escala, la técnica o su funcionalidad.
Dibujar una idea es algo maravilloso pero igual de importante es la capacidad comunicativa de dicha idea. La autocomplacencia formal en el dibujo puede llegar a dar la vida a ciertos monstruos del subconsciente. Personalmente, a Utzon le consiento y le perdono todo. En Silkeborg siempre ví una fina máquina llena de rodamientos y ahora... tras leer tu artículo, no puedo sino verlo como un calcetín lleno de 'tomates' o el adelanto de lo que sería el Yellow Submarine de los Beatles, jajaja!. ¡Qué gran tipo fue este Utzon!

Un saludo y gracias de nuevo por el ánimo a la reflexión que suscitan tus escritos.

Justo Ruiz Granados

Santiago de Molina dijo...

Hola Justo,

Que grande ese calcetín lleno de tomates!!. Incluso el submarino es estupendo. Por su parte hay grandes arquitectos que han dejado escrito que ese museito es un horno de pan o un vaso de Aalto habitado.

Utzon, por su parte, decía que todo el proyecto provenía de ciertas cuevas en China llenas de Budas excavados...

Estoy contigo en que a Utzon hay quienes le perdonamos todo. Y se le perdona entre otros motivos porque sus proyectos son siempre muchas cosas.

Abrazos y gracias, Justo!!

Miguel dijo...

Si pero no.
En el estudio le tenemos pánico a que los proyectos se conviertan en cosas, o mejor dicho "que parezcan cosas". Solo porque cuando ocurre eso, ya no pueden ser "todo lo demás".

Nos vemos mañana.

Santiago de Molina dijo...

Cosas de la definición y concrección de todo proyecto. Porque la arquitectura es el arte de lo concreto?. No?

Hasta pronto

Isma dijo...

Es una planta que parece una sección vertical. Puede que sea aquí donde se haya perdido cierta abstracción.

Santiago de Molina dijo...

Puede ser... pero la sección es de aupa! Es aun más conflictiva, parece un tubérculo o el bulbo de un tulipán.

Gracias y saludos

Carlos Martín dijo...
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