10 de enero de 2011

SOBRE EL INSTANTE EN QUE LLEGAN LAS IMÁGENES AL PROYECTAR


Llevamos la cabeza constelada de imágenes. Esas imágenes nos persiguen, algunas con una energía floja que se diluye y desaparece; otras fuertes que perviven y calan como manchas de aceite sobre papel.
Las imágenes afloran cuando se tiene entre manos un proyecto, entonces se enlazan y brotan como hojas frescas tras el invierno. El recuerdo las transforma y la memoria las enlaza, misteriosamente, en el acto de proyectar.
Pero solo se consolidan cuando la inteligencia ha tratado de desentrañar el problema; cuando los ojos han hecho el esfuerzo de mirar como in-fluyen las formas, los programas y las costumbres sobre el lugar; cuando el conocimiento de las circunstancias que lo rodean, se ha hecho un hueco propio que se hace necesario llenar con arquitectura.
Proyectar por medio de un recorrido deductivo directo es útil, pero incierto y tortuoso, según Ludovico Quaroni. Por tanto la llegada a él de las imágenes debe ser agitadora: a salto de mata. En realidad, no es un método de proyectar para darlas cabida lo que exige cada proyecto, sino una respuesta a su propio “estar en el mundo”.
El proyecto no grita por buscar hermandades, ni familias poderosas, ni herencias, ni estilos, ni métodos, ni mucho menos imágenes. Eso son las búsquedas cobardes del autor de turno. El proyecto solo grita por nacer. Como gritan los niños al venir al mundo. Buscando llenar sus pulmones del aire puro de la vida auténtica.

7 comentarios:

Jack Babiloni dijo...

Aciertas de nuevo, querido Santiago.

Parece mentira que, a raíz del memo proceso deductivo imperante en Occidente desde el Renacimiento -y aún antes-, hayamos de recordar a cada poco que la verdadera luminosidad creadora se produce cuando nos dejamos mojar por logros cristalizados que nos conquistan; nunca al revés.

Santiago de Molina dijo...

Gracias, Jack.
Aprender a dejarse sorprender es parte de lo difícil. Y tener los ojos abiertos para verlo y dejarlo crecer!
Abrazos, amigo!

Andrés dijo...

Sí, pero como decía el otro: "Que la inspiración" -y las imágenes- "nos pillen trabajando". Saludos, A.-

Santiago de Molina dijo...

Eso por supuesto!. De lo contrario, solo cabe esperar imágenes inconexas. Y para eso no se necesita ni proyecto, ni arquitecto, ni arquitectura: todo el mundo es portador de millares de imágenes inspiradoras. Pero solo lo son las que aparecen en el momento adecuado: "trabajando".
Gracias por el comentario,
Saludos, Andrés.

Stepienybarno dijo...

Nuevamente nos parece recurrente rescatar las palabras de Zumthor, “Pensar en imágenes al proyectar algo entraña siempre pensar en la totalidad. Pues, por su naturaleza, la imagen muestra siempre la estructura total del sector de la realidad imaginada objeto de consideración, como, por ejemplo, la pared y el suelo, el techo y los materiales, la atmósfera luminosa y la tonalidad de un espacio. E incluso, igual que en el cine, vemos todos los detalles en la transición del suelo a la pared y de la pared a la ventana”.
Felicidades por la entrada.

Santiago de Molina dijo...

Uy! empieza a haber muchas conexiones con Zumthor. Curioso, verdad?!. Gracias por vuestra generosidad!

Anónimo dijo...

thankyou