19 de mayo de 2010

LENTITUD


Ciento cuarenta minutos han construido, con el paso de los años, una de las peores pesadillas para cualquier escuela de arquitectura que se precie de enseñar algo. Es leyenda que precisamente ese fue el tiempo necesario para dibujar la Casa de la Cascada antes de la repentina llegada del señor Kaufmann al taller de Frank Lloyd Wright.
Esa anécdota que encumbra a Wright como genio, deja al resto como unos mendrugos, y que ha encandilado siempre a todo estudiante perezoso, es la excepción que confirma la regla y puede envenenarse aun más, aludiendo a los nueves meses de gestación mental entre los que recibió el encargo sin generar un solo dibujo.
El caso es que Wright, a esos minutos iniciales añadió dos millones de minutos más para poder desarrollarla y construirla. Es decir, tardó cuatro años, hasta llegar a desplegarla y lanzarla sobre esas rocas que antes no eran más que un vulgar sembrado de zarzas.
La facilidad en arquitectura, incluso en las excepciones, es solo aparente: Puro marketing. Y en eso, Wright, hay que reconocerlo, también era un maestro.
Fuera de la arquitectura, la facilidad unida a la abundancia solo se da entre genios: Picasso o Lope de Vega son ejemplos paradigmáticos de fecundidad irrefrenable. Por mucho que se esfuerzan los eruditos, ¿llegaremos a saber cuantos sonetos, comedias y romances escribió Lope?, ¿o cuántos cuadros pintó Picasso, cuántos objetos, cerámicas o dibujos generó?. Dice Octavio Paz, que el tiempo es el tema central del artista, su aliado y su enemigo: crea para expresarlo, y asimismo, para vencerlo. La abundancia es el recurso de ciertos artistas contra el tiempo, pero también su riesgo. “Hay obras fallidas por la prisa y la facilidad. Otras gracias a esa misma facilidad, poseen la perfección más rara: la de los objetos y seres naturales. La de la hormiga y la gota de agua”.(1)
El argumento más sólido para aquellos interesados en excluir a la arquitectura del resto de las artes,- y casi nunca empleado-, es el del tiempo. En la arquitectura la inspiración del autor no es un hecho ni necesario ni suficiente, -lo cual no significa que la obra no deba serlo-. La arquitectura se enriquece y madura gracias a las valiosas e inevitables trasformaciones que el tiempo añade. Es el tiempo y no el artista, quien inspira la obra de arquitectura. Y es por ello que la imagen de una arquitectura sin tiempo tiene el valor de una cáscara vacía. Los trámites sucesivos, el paso por el tablero, las confrontaciones con la realidad y los esfuerzos constructivos, suponen el verdadero logro de la formación arquitectónica.
La arquitectura es un producto lento y paciente, la posibilidad de que esa enseñanza se trasfiera a la vida la hace aun más subversiva y peligrosa.

(1) PAZ, Octavio, “Picasso: el cuerpo a cuerpo con la pintura”, prólogo al catálogo de la exposición Los Picassos de Picasso, Museo Rufino Tamayo, México, 1982, ahora en Sombras de obras, Seix barral, Barcelona, 1996, pp. 146
 

8 comentarios:

stepienybarno dijo...

Como ya nos tienes acostumbrados, Santiago, nuevamente una gozada de entrada!

Y por citar otro ejemplo, de aparente arquitectura relámpago, podemos recatar Villa Mairea.
Parece que con los cimientos ya en el suelo, Alvar Aalto seguía rondando la maqueta de la villa con caras dubitativas, hasta que decidió encerrase su estudio, junto a Aino y su equipo, para en un solo fin de semana suprimir el semisótano y darle la vuelta al proyecto.

Quizás sea una “leyenda urbana” o quizás sea la excepción que confirma la regla, o quizás como sucedió con Wright, solo fueran las últimas horas de una larga reflexión que le llevó a crear una de las Villas más interesentes de todos los tiempos.

Para terminar la anecdota, solo comentar, que las malas lenguas ven más de un parecido entre las casas de los dos maestros.

Santiago de Molina dijo...

Muchas gracias por tus comentarios, Lorenzo.

El cambio de proyecto de villa Mairea a media obra me parece que es más que una leyenda urbana. Está bien documentado, si no recuerdo mal, tanto por Goran Schildt como por el resto de los más importantes estudiosos de Aalto. Se conocen bien las vicisitudes de toda la obra.

No sabía, sin embargo, de las posibles conexiones entre la casa de la Cascada y villa Mairea salvo las evidentes: en relación de la postura de la arquitectura moderna con la naturaleza, o el cubismo y el collage, que están tan presentes en ambas, o sea que gracias.

Gracias, pues, por tu aportación valiosa como siempre.

Jack Babiloni dijo...

Al artista le interesa bien poco el producto de su trabajo, del mismo modo que el limpiador no busca limpiar, sino homenajear a la limpieza.

Es por ello que la extraordinaria fertilidad creativa (cuantitativa y cualitativa) sólo es consecuencia de vivir EN EL ARTE; nunca DE él.

Si hablamos de la primera premisa, obvio es que pensamos en Picasso, en Lope y en una gavillita de titanes más.

Si hablamos de la segunda... Bueno, en realidad, quién querría hablar de eso...

Muchas gracias, Santiago, como siempre, por tu vasta generosidad intelectual.

Santiago de Molina dijo...

desde luego que si es muy im-portante SER en el arte.

Gracias por tu punto de vista, rico y sugerente como siempre.

Andrés dijo...

Paco Alonso solía decir que Sigfried Giedion se había equivocado al transcribir el título de su libro más famoso: "no, no es 'tiempo, espacio y arquitectura", decía, "debiera ser: para construir espacio y arquitectura hace falta mucho tiempo". AM.

Santiago de Molina dijo...

Que brillante siempre con sus comentarios Paco Alonso, joven jubilado y eterna promesa.

Saludos

Andrés dijo...

¿Ya está jubilado PA? Bien pensado, no es mala trayectoria: jubilarse como eterna promesa, no da para muchas equivocaciones, ¿verdad? Saludos, A.

COSAS de ARQUITECTOS dijo...

Sin embargo... parece ser que Koolhaas opina que el proceso arquitectónico es muy lento

http://www.cosasdearquitectos.com/2010/06/cualquier-proyecto-arquitectonico/