9 de mayo de 2010

LA MUERTE DE LA CIUDAD


La Ilíada esconde un escándalo como hecho central: “Cuando una ciudad es destruida, el hombre se siente obligado a vagar por la tierra o a morar en las estepas, y regresar parcialmente a la condición de las bestias.”(1)
Ningún tiempo como el que vivimos para contemplar la época de esplendor y decadencia de la ciudad. Nunca antes la humanidad ha concentrado su modo de habitar primordial en la forma urbana. Y sin embargo, ¿Cuántas ciudades plenas hoy de actividad no son más que lugares muertos, incapaces ya de dar abrigo a los actos humanos en el verdadero sentido de esta palabra?.
Existe una correspondencia directa entre la vida de cada ciudad y las ciudades que contiene en su interior. La consecuencia más inmediata de la muerte de la ciudad es la desaparición de la historia de cada una de ellas. Cada ciudad es la herencia construida de millares de hombres que han ocupado esos escenarios con su vida. Si se destruye el escenario donde ésta se produce, se destruye la humanidad misma, empezando por su dimensión histórica y siguiendo por la social. Italo Calvino, hablando de Montale, lo resume perfectamente bien cuando dice que la desaparición del hombre la ve más como la desaparición de la ciudad que como la desaparición de la naturaleza.(2).
Esta ligazón ineludible entre la metrópoli y la humanidad, aunque se niegue, debiera estar en la base de toda verdadera ecología. He ahí otro de los escándalos ocultos de lo sostenible.

(1)  STEINER, George, Lenguaje y silencio, Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano, Gedisa, Barcelona, 1994, pp. 165. Píndaro, cantaba:”Cuando la ciudad que celebro haya muerto, cuando los hombres a quienes canto se hayan desvanecido en el olvido, mis palabras perdurarán”
(2)  CLAVINO, Italo, “Eugenio Montale, `forse un mattino andando´”, en Letture montaliane in ocacasione dell´80 compleanno del poeta. Génova, Bozzoni, 1977, ahora en Por qué leer los clásicos, Barcelona, 1991, pp. 243
 

7 comentarios:

Andrés dijo...

¿Chicago?

Santiago de Molina dijo...

Estamos rodeados de ciudades zombies. Pero como ilustración mejor es, desde luego, cualquiera de ellas que Chicago.
Saludos y gracias por participar!

Andrés dijo...

Esta nueva, ya no es Chicago ;)

stepienybarno dijo...

Bonita reflexión, Santiago. Cada vez parece más claro que tenemos que hablar más de la civitas que de la urbis de nuestras ciudades. El paso del tiempo, cada vivencia, forman parte de la magia de nuestras vejas ciudades que hoy nos empeñamos en aniquilar.
A cambio, construimos barrios sin alma, totalmente deshumanizados. Lo peor es que, como si fuéramos un rebaño, se comulga con el sistema en el que cada uno defiende que lo suyo es lo mejor.

nOlOsÉaRQUITECTURA dijo...

De manera recurrente me vienen a la memoria los versos de un poema de Damaso Alonso,

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).

A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.

Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.

Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?

¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches?

Me lo ha recordado... :p

stepienybarno dijo...

Con tu permiso, Santiago, nosotros también nos vamos a animar a rescatar unas palabras, esta vez de William Ospina,

“ Toda ciudad muestra a la vista una suerte de diagrama de la cultura que la ha engendrado, del orden mental en que está inscrita y en esa medida podemos decir que lo visible revela lo invisible”

Santiago de Molina dijo...

El problema , de acuerdo con vosotros, es de la relación entre ciudad como soporte, "placa base" en que se insertan las actividades ciudadanas, y su capacidad de transformación.

A consecuencia de lo que ambos apuntais, ¿Las ciudades se mueren por la muerte de sus ciudadanos, o son las ciudades, incapaces de dar sustento a esa "vida invisible" que comentan Stepienybarno las que los matan?. lo que me parece que es una versión urbanística del dilema del huevo y la gallina, aunque letal y sobre la que nos conviene avanzar propuestas.

Gracias, de verdad, por vuestros puntos de vista