9 de abril de 2010

SECCIONAR


Tienen las nobles profesiones de carnicero y cirujano más en común con la de arquitecto que lo que a éstos les gustaría reconocer. Que el carnicero despiece y filetee, que el cirujano ampute y cercene, y que el arquitecto seccione, son solo los verbos específicos de sus respectivos oficios.
Todos emplean herramientas precisas y afiladas para dividir los cuerpos sobre los que trabajan. Todos se deben al conocimiento de sus anatomías específicas. Sin embargo el cuerpo de la arquitectura es peculiar en cuanto que en su proceso es mutable y diferente en cada ocasión. También y contrariamente a ellas, gracias al corte exacto la arquitectura adquiere mayor riqueza y vitalidad. El cuerpo de la arquitectura es un cuerpo en formación, pero al igual que en la pieza de carnicería, la sección debe dejar al descubierto lo magro, lo sustancial y lo sabroso.
Buscar de cada proyecto la sección característica es el enunciado general de la tarea incisiva del arquitecto sobre el descubrimiento de cada forma.
Contaba Hejduk, con lógica envidia, conocer a un cirujano que sabía la parte del cuerpo sobre la que se estaba practicando una incisión tan solo por el sonido del bisturí al rasgar la piel. No es de extrañar, un mal corte acaba con la vida más preciada, incluso la de la forma arquitectónica.
 

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