26 de febrero de 2009

ELEGANCIA



"¡Ahí tienen ustedes a este animal! El hombre tendrá que ser, desde el principio, un animal esencialmente elector. Los latinos llamaban al hecho de elegir, escoger, seleccionar, eligere; y al que lo hacía, lo llamaban eligens o elegens o elegans. El elegans o elegante no es más que el que elige y elige bien. Así pues, el hombre tiene de antemano una determinación elegante, tiene que ser elegante".(1)

La demostración del último Teorema de Fermat fue un acontecimiento. Después de tres siglos sin resolución, fue desentrañado por Weil, en Cambridge, hace poco más de veinte años. La sala de la Escuela de Matemáticas Superiores tenía cabida para ochenta personas, pero en el exterior se habían congregado más de mil. No obstante si recordamos aquí este suceso es más por unos insignificantes comentarios registrados a la salida de la demostración. Cuando un eminente profesor de literatura pregunta a los matemáticos, estos le responden:"había cuatro posibilidades de lograr la solución, y ha optado por la más elegante, de lejos", ante la solicitud de alguna aclaración,vuelven a responder: "no es posible explicarlo mejor, porque para nosotros, la palabra elegante no es una analogía; no es una metáfora. Tendrías que dedicarte a estudiar durante quince años funciones elípticas antes de que la palabra `elegante´ llegase a significar algo para tí".
¿Podría la Arquitectura hablar en términos parecidos de lo que significa el "término" elegante, o se trata solo de una metáfora?. ¿Existe un modo propio de "escoger" en Arquitectura?. La elegancia en el campo de la arquitectura se mide en términos de belleza final. Solo una decisión sabemos que ha sido elegante en lo construido. No se trata de una elegancia semejante a la de las matemáticas, ni siquiera como la jugada elegante en ajedrez, cuya belleza inmediatamente es percibida como un destello luminoso que cambia el sentido de la partida. Solo cuando las reglas del juego se han puesto en marcha en el proyecto, se es capaz de empezar a escoger, entre las soluciones posibles, la que intuimos mejor. Pero sorprendentemente solo descubre la prueba de su acierto de manera retrospectiva.
Todo arte supone un trabajo de selección. Al principio de cualquier obra el objetivo no es aun muy preciso. En ese instante saber que se busca no es sencillo, pero no tanto , saber qué no debe hacerse. Saber descartar es una gran forma de selección.

 (1) ORTEGA Y GASSET, J., El mito del hombre allende la técnica, Obras Completas, IX, 1951, pp.622.

6 comentarios:

Valerian dijo...

En este caso, realmente el proyecto en sí mismo es una elección concatenada y sucesiva (en función de su estado más precisa o más abierta) según lo argumentado ¿no?

Y la elegancia dependería del juicio que se pudiera establecer sobre esas decisiones, siguiendo el presente razonamiento.

Ahora bien, la conveniencia o inconveniencia de dichas elecciones para saber si son elegantes o no sí son, a diferencia de otras ramales más exactos, sensiblemente menos evidentes a la vista

¿no?

Santiago de Molina dijo...

Creo que la lógica de las elecciones en el proceso de formación de la Arquitectura no pertenece a las mismas lógicas que tienen otras disciplinas.
Igual que ante una partida de ajedrez, la toma de decisiones del un jugador de ajedrez es diferente a la toma de decisiones de una computadora que lo hace por puro cálculo. ¿Y sin embargo, cuando acaba el cáculo y empieza el pensamiento?.

Valerian dijo...

Una respuesta a cuando comienza el pensamiento y cuando el cálculo podría razonarse estableciendo una relación entre lenguaje y pensamiento.

Entonces es cuando cambias el lenguaje tipo de lenguaje, cuando se cambia el tipo de pensamiento, y con él el tipo de lógica. No en vano, las partidas de ajedrez, las demostraciones del teorema de Fermat, la arquitectura y las artes utilizan distintos lenguajes para su expresión. Parecería razonable que hubiera una trabazón en un tipo de lenguaje con un tipo de pensamiento, y por ende, un tipo de lógica, entendiéndola como un encadenamiento de pensameintos.

Santiago de Molina dijo...

¿qué consecuencias propones que se pueden sacar entonces?

Valerian dijo...

Mi hipótesis sería que el tipo de arquitectura realizada y las decisiones que ésta toma dependerían, entre otros factores de la transmisión y estudio de esos conocimientos y proyectos. Es decir, que existe una diferencie entre, por ejemplo, proyectar dibujando y proyectar con una maqueta.

Pero además de los temas manidos ya de maqueta-dibujo, seguro que tiene que haber otros lenguajes posibles en los cuales se pudiera proyectar. No digo que se pudiera proyectar, por ejemplo, con un método matemático. Pero aún debe de haber otras formas desconocidas de explorar y entender las variables que afectan a lo que hacemos (que creo aún que son unas cuantas y que sólo resolvemos parcialmente con cada dibujo o con cada maqueta)

Santiago de Molina dijo...

¿Se te ocurre algún ejemplo?